domingo, 29 de septiembre de 2019

Mauricio Macri y Alberto Fernández, dos Chanchos

La superstición no era mala hasta que empezó a ser denostada, despreciada y cargada de valoración negativa por la religión cristiana y su hija contrincante, la Ciencia Moderna.
La superstición rompe con la tiranía del modo de percepción derivado de la racionalidad, y así abre la puerta a otras realidades.
Claro que esto puede ser maravilloso, pero no necesariamente infalible. Hay que tener cuidado con la certeza de las aseveraciones de la superstición.
El costado supersticioso del Horóscopo de los chinos insta a fantasear que el año del animal propio será bueno o malo.
Que el año de la Rata es malo para las personas Ratas, o que el año de la Cabra es bueno para las personas Cabras, y así.
Lo cierto es que en el año del Chancho, a los Chanchos le puede ir horriblemente o fenomenalmente bien, lo que depende de una cantidad infinita de factores.
Analicemos esto tomando el caso de dos chanchos que tenemos a la vista, Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Al primero, el año del Chancho de 2019 no parece favorecerlo en nada, mientras el segundo, este año parece vivir iluminado por la fortuna que suele asistir a los Chanchos.
¿A qué se debe esta diferencia?
A una variedad de factores tan grande como el sistema de galaxias que habitan el Cosmos. La explicación depende de cómo se lea la conjugación de eso factores para un Chancho o el otro.
Consideremos apenas una línea, entre un manojo gigante de líneas de explicación.
Tanto Mauricio Macri como Alberto Fernández han tomado el liderazgo político del país como su Asunto, el Juego que los convocó a meter en él su Vida, el camino de su Vocación, el castillo que se construirían a sí mismos.
Los resultados que ha cosechado Mauricio Macri indicarían que su construcción fue fallida, pero ¿de qué resultados hablamos?
Podrían mencionarse los índices económicos o los índices de pobreza. Como resultados, son francamente malos, pero ¿son esos los éxitos que buscaba Mauricio Macri?
Podrían ser resultados que concurrieran a su objetivo general, pero tal vez no eran decisivos, ni críticos.
Algunos aseguran que lo decisivo para Mauricio Macri era crear un estado económico y social de corte neoliberal, permitiendo que el juego del mercado limitara el poder de las masas y reforzara mecanismos de transferencia de riqueza hacia los sectores de recursos más concentrados.
Sin embargo, es posible que este objetivo también fuera subsidiario de otro más personal de Mauricio Macri: el objetivo de conducir el país.
¿Estoy diciendo que no le importó nadie ni nada más que su proyecto?
Es muy característico del Chancho (como lo es del búfalo) vivir sumergidos en una vida, en general en proyectos de largo aliento.
Proyectos que no son necesariamente construcciones sociales, sino algo parecido a un solipsismo.
No es que el Chancho sea antisocial, sino que no encuentra naturalmente el sentido a los escenarios de socialización.
Su relación es con su Vida, aquello en lo que se sumerge. Si allí encuentra a otros, vivirá con ellos en paz y feliz. Pero si los demás le entorpecen la relación con su Asunto, se alejan de ellos.
Ysi los demás lo apartan de lo suyo o le bloquean el camino a su Vida, los Chanchos pueden llegar a ponerse violentos.
En cuanto al resto de la sociedad, amigos, familia, que no están en el terreno de sus cosas, los chanchos son felices de invitarlos a su vida como a una fiesta, pero jamás se harán cargo de su satisfacción. “Yo soy feliz, espero que vos también seas feliz“, dicen.
Si alguien sale perjudicado por lo que el Chancho hace de su vida, el Chancho le pedirá disculpas sinceramente y verá de reparar la situación. Sin embargo, si eso lo obliga a deponerse, a dejar de lado sus pasiones, sus cometidos, lo profundo de su ser, no podrá reparar nada.
Esta naturaleza egoísta del Chancho es indispensable para que desarrolle sus obras, que siempre redundan en grandes beneficios para algunos.
Sin embargo, el solipsismo, el individualismo, el estado ermitaño, no representa el equilibrio en la vida del chancho.
Recordemos que en Horóscopo de los chinos, el equilibrio dinámico, representado por el yinyang, es la condición de toda realización.
Ningún Chancho será pleno si se mantiene sin tender puentes con los demás.
No sería una persona íntegra si no domina su tendencia al ensimismamiento.
El desafío del Chancho para conseguir su madurez es tramar su vida con la de los demás, y para eso debe conectar con ellos, comprender a los otros desde adentro, alojarlos en sí.
Cualquier Chancho entenderá que estoy hablando de un cometido casi imposible.
Más fácil le resulta este cometido a aquellos Chanchos cuyo métier es justamente un asunto interpersonal, social.
Es el caso de los Chanchos psicólogos, docentes, políticos.
Alberto Fernández es un ejemplo rotundo de un Chancho que ha hecho de la política, su vida.
Las condiciones de las vidas de las personas es algo central dentro del mundo donde él vive.
Sabe que no puede manejar el poder en Argentina si no opera sobre las vidas de los argentinos.
Para él, liderar el país conlleva el desafío adicional de dominar su naturaleza de Chancho, la tendencia a cortarse solo porque tiene razón y para disfrutar de lo que hace sin importarle nada más.
Como todo líder, su plenitud será representar el deseo de su pueblo y hacer la vida de cada persona, algo digno que merezca la pena ser vivida.






martes, 24 de septiembre de 2019

Las convencidas adelante


El día que se votó la ley del aborto caminé entre ustedes, chicas, por avenida Callao. Ustedes estaban plantadas, tenían la avenida tomada y yo la atravesé a lo largo.
Más tarde me metí en el sector que apareció por ustedes, los reaccionarios. Los vi gritando “¡vamos Argentina!”
Mi asombro fue absoluto. El cuerpo, la percepción, aquello de uno que es más real que el pensamiento, entiende mucho mejor que la razón.
Sentí el poder que habían ganado ustedes.
Podían perder la votación (¿qué se puede esperar de quienes sostienen a la oligarquía en el poder?), pero habían triunfado.
Habían instalado un tema de modo irreversible, y con ello estaban trayendo a la consciencia el abuso, toda injusticia en cualquier sociedad, el autoritarismo.
Fui testigo de un movimiento vivo, hecho de animales de todos los pelajes, inevitablemente lleno de contradicciones chispeantes, pero que se dirigía en una dirección.
Me dio muchas esperanzas, por mi hija, por mis hijos, por mis amigas y amigos, por mí.
Comprendí que estaba caminando en medio del movimiento social de vanguardia.
En el Occidente de las distopías, ustedes estaban planteando otra cosa: respeto, amor, alegría, juventud, vida.
En estas elecciones presidenciales he extrañado esa vanguardia. Estaba seguro de que tomarían el liderazgo, porque el próximo Gobierno tendrá mucho poder en el escenario por la lucha que ustedes iniciaron.
No la considero una lucha al margen, sino el centro de la lucha por las condiciones de vida de los argentinos.
Y no la considero una lucha gremial, tema de mujeres, sino la considero a la vanguardia de una revolución social.
Ayer me ha dado mucha alegría el pequeño acto de las Evita. Un acto peronista, fuertemente marcado por la lucha de género y con penetrante comprensión de la figura de Eva en la historia de las reivindicaciones de las mujeres argentinas.
¿Pretendo que el impulso que sentí aquel día en avenida Callao se encolumne detrás del peronismo?
No, me estaría contradiciendo torpemente.
Extraño que se pongan adelante, de Fernández, de Macri, y les marquen la cancha, y nos ofrezcan ideas y sentimientos que nos ayuden no sólo a votar, sino que guíen las acciones que vamos a tomar en un nuevo gobierno.
Sobre todo, que nos impulsen a actuar.











domingo, 22 de septiembre de 2019

En fin, feliz primavera.


Quizás para algún desprevenido o para un extranjero recién llegado, le resulte parecido.  
Pero no es lo mismo. 
Por un lado, la alegría de unos globos cayendo sobre un escenario iluminado, todo brillante, gente con ropa de marca cara, pretenciosa y no necesariamente  de buena calidad; personas que adoptan ritmos como la cumbia, ritmos populares. 
Del otro lado, el carnaval a los baldazos, la familia entera bailando una tarantela, cientos de parejas bailando el chamamé un día fatal de febrero para el Gauchito Gil; una fiesta de cumple en una casita chica, en un barrio pobre, pero todo el barrio está bailando allí dentro; otro carnaval, de tomar chicha y arrojarse harina;  un picnic con asado, fútbol y música fuerte, con chicos sueltos, con bizcochitos Don Satur. 
Cosas de negros.  
No sé si de golpe todo lo bueno volverá, pero tengo la impresión de que por lo menos vamos a poder hacer algo. 
En fin, feliz primavera.




miércoles, 18 de septiembre de 2019

Solito



Se dice mucho en el Nuevo Testamento “todo esto lo guardaba en su corazón”.
Cosas con las que alguien cargaba, en secreto.

Yo, si no puedo contar, me desdibujo. 
A los pocos minutos de quedarme solo luego de estar con mis amigos, empiezo a perder conciencia de mí.
Poco después empiezo a perder la conciencia en general, y un rato más tarde empiezan a crecerme dolores y enfermedades.

No existo sino en la relación con otros.
Cualquier existencia que pueda tener como persona independiente, es una ilusión muy forzada, insostenible,  ridícula y sin sentido.


Despertate, abombáu


Paradoja: se acerca el velorio y entierro de “Volver a empezar”, alias “Mezclar y dar de Nuevo”, “Acá empieza una nueva Vida”, “Una nueva Oportunidad”, “Here we go Again”.

No nos habíamos dado cuenta pero ya habíamos entrado profundo en “Es lo que hay”. “What you get is what you see”. “Ahora o nunca”. “Tenemos una sola vida”. “Seize the Day”.

sábado, 14 de septiembre de 2019

La Bolivia tan temida


Cuando le informaron a Winston Churchill que la India estaba al borde de la rebelión, dijo que el Imperio en el que nunca se pone el sol no podía arrodillarse ante un fakir semidesnudo.
El fakir era Mahatma Ghandi.

Lo que buscan las oligarquías en su relación con el populacho es no tener relación. Quieren que la turba abyecta esté lo más lejos posible.

O sea, quieren que produzcan riqueza allá donde están, fuera de su vista.

Le temen y lo aborrecen.

Para la oligarquía argentina, ese populacho fueron los indios, los africanos, los gauchos, los inmigrantes famélicos, las masas, los provincianos, los peronistas, los inmigrantes limítrofes. Los cabecita negra, los negros, siempre los pobres.

Entre ellos, algunos quieren ser ricos, y entonces adoptan el punto de vista y los sentimientos de sus amos.
He sentido el odio visceral contra los bolivianos en el colectivo, “¡volvete a tu país, boliviana de mierda!”.
Una y otra vez el candidato a vicepresidente Miguel Pichetto se despacha con alguna frase brutal como “el problema es que nosotros siempre funcionamos como ajuste social de Bolivia y ajuste delictivo de Perú”.
En una reunión sobre medio ambiente en un hotel muy lujoso, entre dos personas de trajes impecables, escuché que hablaban con aquel miedo y desprecio de El Indio. Me quedé para saber quién era El Indio: Evo Morales.

Lo que resulta interesante es que ese El Indio demuestra cómo un país que no está gobernado totalmente por su oligarquía, aunque tenga un pasado espantoso, puede crear bienestar y dignidad en su población.

No quiero ser subjetivo. Evo Morales es presidente de Bolivia desde 2006. Ayer en su programa en Somos Web, Daniel Tognetti entrevistó a un amigo suyo de Bolivia.
Tognetti no podía creer algunas cosas que dijo su amigo.
Con la típica parquedad de los auténticos bolivianos ofreció datos que parecen utópicos.

Desde 2006 el año que menos creció el PBI de Bolivia fue 3,36%.
En 2011 la inflación fue de 9,88%. Desde entonces viene bajando, el año pasado fue de 5%.
En 2009, el dólar costaba 6 pesos bolivianos. Hoy cuesta 6 pesos bolivianos.
Bolivia es el país de Sudamérica con menor deuda sobre el PIB, 15% por debajo del promedio regional.

En CELAG hay un panorama bien elaborado.

También es asombroso que no se esté demonizando a Bolivia allí donde se crean los demonios, desde Paraguay en el siglo XIX a Venezuela en el siglo XXI.








viernes, 13 de septiembre de 2019

Día de la Luna


¿Qué le pasa a nuestra sociedad que no tiene un Día de la Luna?
Tenemos varios días de próceres muertos, de matanzas brutales, de gestas asesinas, y no tenemos un día para pensar en la Luna, brindar por ella, contemplarla, cantarle, mirarla, vestirnos para ella, bailarla, celebrarla.

Hoy es el día que los chinos, aproximadamente, le dedican a la Luna.
El día 15 del octavo mes del calendario cuyo ritmo es marcado por Ella.

Me voy a colgar del aproximado festejo de los chinos para guiñarle un ojo a la Luna, recordando un par de historias.

En uno de los cuentos de Las Cosmicómicas, Italo Calvino cuenta que en una época la Luna pasaba muy cerca de la Tierra, tanto que la gente iba en un bote al mar y cuando la Luna estaba cerca, paraba una escalera por la que se subía y al llegar arriba, uno se dejaba atrapar por la gravedad de la Luna.
La gente iba a la Luna a recoger un requesón hecho de crustáceos que la Luna absorbía al pasar cerca del mar.
En la historia, un hombre va a la Luna tras la mujer de la que está enamorado, una mujer hermosa, blanca y ausente, que en el momento de regresar porque la Luna empezaba a alejarse de la Tierra, ella decide quedarse. Él desespera, pero al final vuelve a la Tierra, y ella se queda adonde verdaderamente pertenece.

Rusalka es una sirena que vive en las aguas de un lago rodeado por un bosque. Una noche sale, se sienta en una gran piedra. Allí le canta a la Luna. Le dice que sabe que Ella está alumbrando a su amado, que su luz, entrando por una ventana, le alumbra la cara mientras él duerme. Le pide que haga que él la recuerde.

Esta historia es parecida a un famoso poema de Li Bai:
Ante mi lecho un charco de luz.
¿La escarcha cubre la tierra?
Levanto los ojos y contemplo la luna.
Bajo la cabeza, y pienso en mi hogar.

Christian era un joven que se mudó del pequeño pueblo rural a la gran ciudad, a vivir en un diminuto altillo. Una noche soñó que la ventana daba a un vasto jardín de piedra gris y pastos negros, y que un coro de doncellas mágicas corría cantando una canción. La canción le era irresistible y las doncellas se alejaban. Él no podía soportar el silencio que sobrevendría y se trepó al borde de la ventana. Cuando estaba a punto de saltar al jardín despertó y vió que estaba muy alto, que allí abajo estaba la calle, con los adoquines brillando bajo la Luna.

Alguien escribió esta variante de la historia de Christian:

Me desperté de noche. Silencio absoluto. 6.23 a.m. dice el celular.
Me llama el baño. Ir a mear es automático; lo que me llama es otra cosa.
El baño está iluminado desde la ventana por una luz artificial, como se iluminan los ambientes en un set de cine.
Miro la fuente de la luz y me asusto. Sé que no es un edificio, no puedo sospechar qué es ese foco gigante.
Es la luna, que en el filtro del vidrio de la ventana se agiganta increíblemente.
La luna siempre llama en la noche a algunas personas.


A mí me tocó escribir:

No nací en China.
Nací del otro lado del mundo.
Nací en el lado oscuro de la luna de China.

Mi sangre tuvo nostalgia de su tierra
Y un día me llevó hasta Guangdong.

Junto a un río manso
Vi la luna enorme
Redonda y completa.



miércoles, 11 de septiembre de 2019

También las maestras resisten


El capitalismo está para chuparle la sangre a las masas en Occidente y sus colonias.
La oligarquía está para desaparecer al Pueblo en Argentina.
La educación está para hacer de los chicos unos eunucos, castrándolos de su iniciativa, inspiración, alegría y genio.

Pero está la Resistencia.
Y también entre las Maestras y Maestros, está la Resistencia.
En ellas está el saber de que el aparato educativo gestionado por la oligarquía nacional, cipaya de los centros de poder económico, tiene como fin anular a sus chicos.
Algunas se ponen de pie y hacen algo.
Gracias a ellas.

Gracias a mi prima Alicia Lorenzo, que en 2015 recibía en el comedor de su escuela 60 chicos y hoy recibe 180, y gracias a Sandra Calamaro y Rubén Rodríguez.



martes, 10 de septiembre de 2019

Mientras



Antes hacía las cosas hacia el infinito.
Ahora ya están perdiendo significado y entonces las hago por el tiempo que me queda. 



Todo el amor


Comprobás que ella tiene amor por vos. 

Te engañás pensando que ese es todo el amor que necesitás. 



lunes, 9 de septiembre de 2019

Los dos que se besan


Fernández es un muchacho muy inexistente. Nadie lo percibe. Y no es que tenga algo para decir y no lo dice porque es tímido o corto. No. No tiene nada para decir.
No piensa nada.
No se le ocurre nada.
Se pone la misma ropa que le compraba su mamá cuando vivía con su familia, 20 años atrás.
Va a trabajar y nada más.
No tiene deseos.
Bueno, sí, tiene el deseo de estar con una chica.
Y la historia es que se enamoró de una chica que entra y sale del hospital psiquiátrico.
Y ella se enamoró de él.
Casi no se pueden ver, porque además ella tiene dos hijos.
Pero cada tanto se ven, en una plaza.
Se sientan en un banco y se besan durante horas.









Delirante Silvina


Mi amiga Silvina ha perdido, en su práctica del psicoanálisis, toda chaveta.
No sé si tenía muchas, pero les aseguro que no le queda ninguna.
Hace cualquier cosa, dice cualquier cosa.
Es como una bruja de Castaneda, o el ejemplo más extremo que Lacan no se atrevió a concebir.
Es la persona más impredecible que conozco. Es un peligro y una bendición.
Observándola, tratando de encontrar en el caos en que se ha convertido, un patrón, descubrí que, así como el pibe de The Matrix en un momento ve todo negro con simbolitos verdes luminosos que llueven, así como los perros tienen en la cabeza una realidad olfativa en lugar de visual, Silvina no ve lo que vemos los demás, sino que ve deseos.
No ve en mí si estoy mal vestido, o si bajé de peso, o si tengo por sombrero una tararira que recién pesqué: lo que ve son mis deseos. Los diferentes deseos, qué sistemas forman, cómo se contradicen, qué intensidades tienen, cómo se enredan o entran en guerra con los de otros, cómo están vivos.
Es como si tuviera unos anteojos que le permiten ver deseos como personas, como criaturas.
Al cabo de estar un rato junto a ella, puedo comenzar a ver un poquito como ella.
Asusta un poco, pero es un asunto bastante maravilloso.
Probá.








Escritor

Una escritora, escritor, es alguien que tiene algo para decir y ha escrito algo para decirlo.
Lo que se diga más allá de eso me da mucha vergüenza.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Una ciudad liberada y de fiesta



El ingeniero Aldo Mangiaterra fue, como estudiante universitario, parte de quienes hicieron algo para que ocurriera el Rosariazo en 1969.
Recientemente contó la experiencia y reflexionó sobre la situación actual.
La entrevista está en su blog.
Aldo tiene 81 años y da una lección incontestable. Demuestra que lo que hace falta es entereza y fe en el trabajo con otros.
Para muchos que estamos desorientados y derrotistas, este hombre es una luz.

Cuenta de una manera conmovedoramente vívida el momento de la toma de la ciudad:

…(los que habían usufructuado el gobierno) habían perdido el dominio de la ciudad.
No tengo horarios precisos, eso habrá sido al mediodía, a partir de ahí se produjo una situación en la ciudad, anómala, distinta, particular que yo le llamo “una ciudad liberada”.
Siempre repito eso. Es cierto que en aquel momento no había ciertos componentes de la cuestión delictiva que hoy existen, pero nunca hubo más seguridad en la ciudad de Rosario que cuando la policía estaba fuera del control de la ciudad.
Nunca hubo más seguridad que cuando no había control policial.
Se creó una situación que se extendió a toda la ciudad, donde la mayoría de la población, de un modo u otro, desde ya perdió el miedo, y se transformó un poco en protagonista y se armaron barricadas en todos los barrios.
Barricadas que tenían una significación más política que combativa, porque no eran barricadas para enfrentar, eran barricadas para mostrar que ese barrio tenía su barricada y que el paso de la represión ahí estaba vedado. Había una barra de muchachos que se juntaban en cada esquina y armaban su propia barricada.
Otra imagen que tengo es que se convirtió en una fiesta popular.
En los barrios, a la tarde (recordemos también que era otra época en el sentido de que la vida de barrio era más intensa, más social), las chicas se cambiaban y salían a la puerta a estar en la calle, en el barrio, en esa situación de libertad.
La imagen que a mí me quedó es esa, la de dos días de una ciudad liberada y de fiesta.
Claro, una fiesta que se termina rápido.

Reflexiona:
Esas son experiencias que crean, dan noción de fuerza, de posibilidad, en la memoria de los pueblos, un activo que reaparece.
No es que ahí empezó la historia, no estoy diciendo eso. Fue uno de los casos en los que se produce una cosa de ese tipo.


Hubo una reunión en el Hall de la Facultad de Ingeniería el 18 de diciembre del 2001, en ese momento yo era docente de la Facultad. Era una reunión de docentes y alumnos, y cundía cierto desánimo expresado en la frase “no pasa nada”. Al otro día, 19 de diciembre de 2001, todo estalló.
Lo que esto tiene de común con otras épocas es que se acumula, y en un momento se produce, un salto cualitativo en la lucha, que despliega una fuerza de una significación que se transforma en histórica.

En 1969, no era sólo el movimiento obrero organizado, sino también el movimiento estudiantil organizado.
Entre la CGT de los Argentinos y la Federación Universitaria Argentina había vasos comunicantes permanentes.

En el estallido del Rosariazo estaba la acumulación previa de acuerdos, de organización, de discusión entre el movimiento obrero y el movimiento estudiantil


No sé cómo ni cuándo, pero de lo que estoy seguro, es de la derrota de Macri. O mejor dicho, de lo que Macri representa. No sé ni cómo ni cuándo, no sé cuánto va a costar ni cuánto va a demorar, pero de eso estoy seguro.

Hoy en Argentina y en el mundo no tendría que haber hambre y miseria.
Lo difícil es convencer a aquellos que detentan los beneficios de esta situación, es muy difícil convencerlos.
Creo que hay una sola forma de convencerlos,…………….por la fuerza.


Viene Gus


Qué lindo es cuando una persona prepara la casa porque va a recibir visita.
Cuando yo iba a San Nicolás, mi mamá limpiaba todo, hasta lavaba las cortinas, descongelaba la heladera, hacía baldear el patio, sacaba el polvo de los cuadros y de los retratos de mis chicos, se lavaba el delantal. Compraba una parva de salamín y queso, se aseguraba de que hubiera un cepillo de dientes para mí, por las dudas me compraba ropa interior y desde dos días antes se ponía a cocinar guiso de mondongo, que es mi comida preferida.
Gracias, madre.



viernes, 6 de septiembre de 2019

Sucio y desprolijo



Estuve mucho tiempo con una chica que jamás había pensado en el consumismo, su brutalidad, su vileza, su capacidad para crear misera humana.
Simplemente le parecía natural que los ratos libres los pasáramos en el shopping mall.
Cuando yo intentaba explicarle el modo en que nos tienen sometidos haciéndonos comprar lo innecesario, ella sólo veía en mí un señor rezongón.
“Sos tan grumpy”.
Nunca supe explicarle cuánto amo una remera por la historia que tiene, por quién me la regaló, en qué circunstancias, cómo me fui relacionando con ella, cómo me adapté a esa remera y la remera se adoptó a mi hasta que tuvimos uno la cara del otro; los lugares a los que fui con ella, las cosas que me pasaron con ella, tanta vida que tuve con esa remera.
Entonces, simplemente descartarla porque uno siente un orgasmo comprando, me ha parecido una bajeza.
Cuento esto para que me acepten un poco más cuando me ven un poco zaparrastroso.






jueves, 5 de septiembre de 2019

El afán



El afán[i] por el amor.
El afán de escribir.
El afán por viajar —vivir otras vidas.

De pronto aparece el demonio que pregunta
¿Sí?
¿Tanto?
¿Para qué?
Total vas a desaparecer.

Todo ese afán, dice el demonio, es para alguien.
¿Y si ese espejo ya está perdidamente infestado de muerte?

¿Vivir para nadie?













[i] Discusión en foro etimológico
Árabe fanā, agotamiento por pasión, extinción mística, desvanecimiento del amor, algo perecedero, efímero, “te entregaste abnegadamente a ello, te sacrificaste por ello”
Latín afannae, palabras sin sentido, que derivó a situación difícil y luego a apuro
Latín afannae, estupideces, embrollos, que derivó a darse a sí mismo problemas
Castellano afanar, entregarse intensamente a algo, robar con disimulo
Castellano fañar, mutilar
Árabe aff, expresión de dolor


El susto, vicio burgués




¿Cuál es el equivalente furioso de la muerte del cisne? Creo que eso es lo que está pasando con el #vienenportodo, trending topic en el Twitter de Argentina en los últimos dos días.

Un país es su historia. Esa historia tiene episodios que no dejan rastro y también tiene líneas que se continúan, algunas un largo tiempo.
 En Argentina, una de esas líneas, fundante, es la de un sector que conquista el poder concentrándolo  para su beneficio, sustrayendo los recursos de los demás sectores.
Una gran parte de estos, lo apoya, identificándose con él, lo que configura una sociedad oligarca.
 La oligarquía argentina comenzó con las conquistas de territorio por los españoles, tarea que fue continuada por los criollos. Éstos se aliaron con potencias imperiales hasta el día de hoy.
Desde el comienzo identificaron a la población que debían someter, considerándola su enemiga, y por tanto una amenaza. Siempre los oligarcas y los sectores que los apoyaron construyeron de su enemigo una horda o una masa peligrosa, brutal, bárbara, en contraposición con ellos, que se autoproclaman la Civilización.
Los indios, los gauchos, los negros, los inmigrantes europeos pobres, fueron considerados el enemigo.
La mayor encarnación son los peronistas.
Entre otros nombres muy expresivos, surgió el de “aluvión zoológico“.

La oligarquía tuvo un fuerte control del poder en toda la historia argentina. En muchos casos, directamente tomaron el poder, con elecciones fraudulentas,  golpes militares y elecciones legales.
Cada uno de sus gobiernos resultó un fuerte fracaso y siempre le costó dejar el poder institucional.
En 2015 el apoyo popular a la oligarquía fue tan encendido y firme como en 1976 había sido con los militares que llegaron al poder por un golpe de Estado.
El  apoyo de 2015 se cimentó en el odio al enemigo de la oligarquía, la horda amenazante, los negros peronistas que “vienen por todo”, como un malón, como saqueadores, como ladrones. Un periodista de fuerte influencia entre los simpatizantes de la oligarquía, Joaquín Morales Solá, fue capaz de decirlo con claridad, “es preferible tener los dólares en una caja de ahorro que tenerlos en algún lugar escondido de la casa y que algún día alguien se entere, una mucama o algo, un chofer, un taxista, lo que fuere, lo distribuyen y que terminen en manos de un ladrón”.
 Hoy el diario El Norte, de San Nicolás, ofrece este título: “Le robó a su jefa“,  ilustrando burdamente el relato que estructura a la sociedad Argentina.
Esto surge en momentos en que parece ser inevitable que el peronismo volverá a ganar el poder.
El aparato electoral del gobierno oligárquico reacciona como una serpiente amenazada de muerte,  intentando abrir una brecha en el poder que se viene.



miércoles, 4 de septiembre de 2019

El fin de un vampiro

Nos llevábamos muy bien con Sofía. En parte, porque era la mujer más chiflada que yo conocía. Decíamos que los padres y las madres somos vampirizados por nuestros hijos porque viven nutriéndose de nosotros, y los vampirizamos, porque los usamos para cumplir nuestros deseos. El orgullo de que un hijo sea médico, o una hija sea hermosa, o que sean ganadores, o que odien a alguien, o que sean fanáticos de un determinado club de fútbol, son todas maneras de utilizar a los chicos para el placer de sus padres, para que hagan lo que ellos no pueden hacer o quieren hacer más.
Por eso decíamos con Sofía que el hombre es el lobo del hombre y el padre es el vampiro del hijo.
Decíamos también el padre y la madre tienen distintas formas de ser vampiros. Ella se veía  a sí misma como una madre que daba la vida y luego poseía a su hijo hasta ahogarlo.
Todo esto de la vampirización nos parecía algo inevitable y una trampa muy difícil de desactivar.
Entendíamos que la comprobación de que un hijo había desactivado la trampa era que hacía lo que quería, su inspiración, por afuera del deseo de sus padres.
He venido a ver a mi hijo Fernando a Escocia para comprobar que él, sobre quien se cernió la trampa más potente  y complicada, ha zafado.
Se ha reconstruido a sí mismo lo suficiente como para tener un criterio propio para todo. Toma la iniciativa y decide sobre todas las cosas.
Vive la vida que quiere vivir. No veo que sea el que sus padres quisimos que fuera.
Aunque n poco quizás sí. Encuentro algunos rastros, pero más bien son marcas. Y con todas esas marcas es que él ha hecho otra cosa.
Cuando estoy en un grupo, no tengo problemas en tomar el liderazgo y si hay que hablar con alguien en nombre del grupo, no tengo problemas en ser yo quien inicie la conversación. Estos días Fernando es el que encara a cualquiera representando nuestro pequeño grupo de tres —él, su novia y yo. No veo que lo haga para satisfacerme, sino que ha debido desarrollar esa capacidad para sobrevivir, en Perú, Ecuador, México.
Todo lo que es, se lo debe al camino que ha hecho.
Por supuesto ha empezado con la nutrición que le dimos sus padres, pero eso no fue más que el arranque.
Lo que me da orgullo de Fernando es que es hijo de sí mismo.

Adriana



Teníamos apenas 14 años. Estábamos en el punto exacto en que ella empezaba a ser mujer y yo hombre. No sé cómo será ahora, entre los chicos de 14 años, con tantas turbulencias etarias. Para otras culturas  hubiéramos estado en edad de unirnos y procrear. Nosotros llevamos lo que teníamos a la amistad.
Adriana era a la vez humilde y valerosa. Me gustó desde el primer momento que la vi, en un recreo. Tenía una tersura y llevaba el jumper bordó de un modo que presentí en ella la vibrante hembra en que se convertiría. 
Siempre mi percepción fue más madura que yo; si pude presentir la fenomenal mujer que se desarrollaría en Adriana, en cambio no tuve la experiencia necesaria para que nos diéramos un beso, hasta que fue demasiado tarde. 
Nuestra amistad de los 14 años duró tres meses. Los adolescentes son divertidos. Hemos sido amigos durante 40 años, hemos sido íntimos, por lo que sucedió en solo tres meses. Estábamos juntos los recreos (nuestros compañeros no nos dejaban en paz), a veces paseábamos los fines de semana, y cada día íbamos y veníamos juntos a la escuela. Siempre charlando. Hablábamos mucho. De los compañeros de la escuela, de los profesores, de los temas  abstractos con que adoran problematizarse los adolescentes: la justicia, la libertad, la amistad, la fidelidad, el amor. También hablamos del país, de la dictadura militar. Me contó que su papá estaba preso. Le conté que mi papá estaba en Estados Unidos. 
Cuando me pasaba a buscar a la mañana, mi madre preparaba el desayuno para los dos. Mi madre saludaba a Adriana y se iba a dormir.
Nos quedábamos solos en la cocina, en la casa en silencio. Afuera aún era de noche. Sólo veíamos por la ventana un enorme sauce, oscuro y, aún en el viento, silencioso. Era un momento de gran intimidad. 
 El mayor de esos momentos fue la última vez que fue a buscarme, antes de que yo me fuera a vivir con mi padre. 
Después de desayunar la invité a mi habitación. Cerré la puerta, puse Rubber Soul en el tocadiscos y bailamos abrazados todas las canciones.
Siempre abrazados, sin que nos importara el ritmo de la canción —Michelle, I'm looking through you, In my life.
Fue una escena para fundar una pareja.
No fue lo que sucedió, pero sí fundó un amor. 
Algo en nosotros rechazaba al otro. Era como si hubiésemos tenido un imán, nos ataríamos y nos rechazábamos con la misma fuerza. 
En los hechos no sucedió que nos amigáramos y nos peleáramos, sino que cada uno permaneció en su lugar.
Cuando regresé a la Argentina no la fui a buscar y ella tampoco me buscó a mí. 
Y ya no nos buscamos más.
Nos encontramos hace unos cinco años. Nos reconocimos, reconocimos íntimamente el poder que el cuerpo del otro tenía sobre nosotros. 
Sin decírnoslo, recordamos el beso que nos dimos aquella mañana, con los Beatles cantando desde el tocadiscos, en la penumbra de la habitación, con el sauce afuera. Un beso como una respuesta a una pregunta que nunca supimos hacernos.