miércoles, 30 de octubre de 2019

Algo empieza, algo termina

"Típico de los uruguayos".
"Los franceses son así".
"Es la idiosincrasia china".
"El alma teutona".
"Los ingleses no pueden no ser ingleses".

¿Por qué una identidad es sentida como “siempre igual“, aún cuando sabemos que las cosas cambian en la historia?

¿Cuáles son las condiciones para que la identidad de un país se perciba como “esencial“?

Creo que hay por lo menos dos condiciones. Primero, el descubrimiento de una coherencia, un sentido, en la identidad. Un significado tal que induce a ilusionar que aquello que se capta es eterno.
Segundo, aunque previo al punto anterior, está la condición de que una maquinaria de producción simbólica provea todos los elementos que conforman la coherencia que señalo en la primera condición, y el mecanismo para inferirla.

Las dos cabezas de la Argentina (toda esta situación quizá nos está llevando a un nuevo momento de pensamiento de lo nacional, volvemos a Jauretche, Milcíades Peña, Martínez Estrada, Marechal, Abelardo Ramos, Murena, Cook, etc.) se perciben como constitutivas del país.
Podrían entenderse no como dos criaturas, sino cómo dos estirpes. “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí“, dicen las dos.

El actual monstruo en que encarna hoy el fascismo de la oligarquía, tiene como rasgo medular el odio.
Fue parido por la dictadura de Videla.
La primera leche que probó, de las tetas de Susana Giménez y Mirtha Legrand, fue la tortura de cuerpos humanos, el destrozo de los cuerpos bajo la acusación de “joven“,“revolucionario“, “terrorista“, “comunista“.
El primer chupete que tuvo fue la aspiración de la revista Gente.
El primer placer que tuvo fue comprobar la potencia de la fuerza violadora.

Todo eso le dio la forma de un monstruo que básicamente odia.

Alfonsín materializó el principio de enfrentarlo con la democracia formal.
Así fue contenido. Pero ha ido creciendo, y se las ha arreglado para ejercer su influencia y expandir su poder desde adentro de la contención de la democracia formal.

Es necesario algo más que la democracia formal, burguesa, para reducir su enorme poder.

Siendo su espíritu el odio violador, debe enfrentárselo con la solidaridad, no ofreciendo la otra mejilla, no amando al que odia, sino la solidaridad como centro organizador de la realidad.

Es necesaria la solidaridad como herramienta de guerra. Ahogar el egoísmo con la construcción del compañerismo. Desactivar el gozo de la violación materializando en lucha cotidiana el deseo de que todos los chicos, especialmente los de nombre Braian, tengan una infancia feliz.

Cada vez que damos con esa especie de certeza que nos causa constatar una identidad, un espíritu que identifica a un club, una nación, una provincia; cada vez que capturamos una esencia, una idiosincrasia, tenemos la sensación de estar frente a algo inmutable y eterno, incluso frente a una verdad.
Estamos equivocados.
No existe ni siquiera el "alma humana".
Las cosas cambian.
También empiezan y también se terminan.
El nazismo empezó un día.
La actual derecha argentina nació un día, materializada en el PRO.
Pero también su madre, la oligarquía empezó un día.
De la misma manera en que nace, cualquier cosa puede terminar.
Incluso, las ideologías.

martes, 29 de octubre de 2019

Gordos



Mientras comemos, el Loco Augusto me habla en el comedor de la empresa. “El médico me dice que tengo que bajar cuatro kilos. Me dice que vaya con una nutricionista. La nutricionista me hace una lista que apenas la empiezo a mirar me doy cuenta de que es una utopía. La Patria Grande de San Martín y Bolívar. Ganarse el Gordo de Navidad. Que mi suegra no se meta más. Qué mi hijo traiga una buena nota. Dejo la lista pegada en la heladera para siempre con un imán de la pizzería y voy al psicólogo. Me dice ‘mirá, gordo’ (¿vos te das cuenta? ¡“gordo”, me dice! No, si yo me los busco). ‘Gordo, ¿es necesario que comas hasta saciarte? Y me deja pensando, che. Y trascartón me tira ‘lo que no podés parar es de hacerle caso a quien sea que hacés feliz cuando te consentís a morir’. Puedo ser, ¿no? Qué hijo de puta. Encima, es más gordo que yo”.






lunes, 28 de octubre de 2019

De pie




Esta es la Franja Roundup


Remite a una brecha.


Remite a dos países.


Remite a un país partido en dos.


Las elecciones presidenciales de ayer la muestran muy firme.

Se tiende a decir “no hay cura, es la esencia de Argentina, somos así, es lo que nos constituye”.

La realidad de los países que cambia desmiente ese fatalismo, no desprovisto de la encantadora comodidad de la pereza intelectual y del placer que da la pertenencia a una identidad, “somos así”, o sea “somos”, “existimos”.

Y en todo caso, si “somos así”, ¿qué hacemos? 

¿Claudicamos cobardemente a ese Ser Nacional?

Los chicos, nuestros hijos, los que se levantan en Chile, los que estuvieron en la marcha contra el 2 x 1, las que hicieron la marea del pañuelo verde, ¿no merecen que hagamos algo, aunque sea salir de esa zona de comfort intelectual, para cambiar la realidad?

viernes, 11 de octubre de 2019

Mis hijos



A veces quiero tanto a mis hijos, que nada más pienso en ellos y me pongo a llorar.



Es mejor estar



Se me ocurre que si alguien a quien estimás le pasa algo, deberías concurrir.
Ojalá tengas la solución, pero si no la tenés, a lo mejor podés arrimar algo a una solución.
A veces ni tenés vos en la mano ni hay solución en ninguna parte, pero no creo que sea bueno para esta persona que por eso desaparezcas.
Si no hay remedio, para la persona es mejor que estés a su lado.
Mucho mejor que estés aunque no puedas hacer otra cosa, que el vacío.
No creo que lo mejor que podés hacer sea decir “¿qué tengo que hacer acá, si no ayudo, ni tengo los recursos para resolver esto? Ya está, hice lo que pude, no puedo hacer más, me voy. Dejo a esta persona en paz”.
Podés hacer muchas cosas aún. Podés escuchar, contar cosas, seguramente pavadas, podés estar mientras la persona necesita descansar.
Dormirá diferente si hay alguien. Podrá descansar bien si se despierta en algún momento y no está sola.
Podés hacer algo que no pueda hacer.
O podés hacer como los perros, que nada más están, y miran si se les habla. Podés mirar si se te habla, y podés soportar incluso que te reprochen no solucionar el problema.
Y si te hablan bien, como los perros, podés mover la cola.








jueves, 10 de octubre de 2019

El malestar en la vestimenta



Conocí a Mrs. Riley en su estancia en Santa Cruz. Su familia había decaído. Sólo conservaban unas hectáreas y habían convertido el casco en un hotel, que ella atendía personalmente. En una cena nos dijo que “en un punto la ropa siempre debe incomodar. Es para recordarnos que existen los demás, o sea, que no debemos perder el decoro”.






Un mínimo reparo




Las cifras “reales”me parece que van a desmentir lo que quiero expresar.
Sin embargo, creo que las cifras son una manera, en particular bastante equivoca, de leer la realidad, y creo que la realidad está diseñada por las decisiones del espíritu humano.
Pero las cifras tienen poder didáctico y usaré ese poder para hacer más gráfico mi pensamiento.Supongamos que en nuestra sociedad argentina el 10% más rico sea dueño del 60% de la riqueza del país. El 60% más pobre, quizás sea dueño del 25%.
Descartando un socialismo que genere una equidad completa, el otro extremo de un planteo de justicia social, podría proponer que el 60% más pobre avance sólo 10 puntos para ser dueño del 35%.
Sólo 10%. No sería una revolución.
Para los ricos, significaría comprarse una camisa menos cada tanto o simplemente, tener un poco menos de dinero en las cuentas en Panamá, dinero que sólo usa para tenerlo y para tener más, una suma que si les faltara de manos de un contador hábil no lo notarían.
Sin embargo, es muy posible que para los pobres ese 10% resulte un cambio total en sus vidas.
Mucho menos hicieron Perón y los Kirchner, y produjeron efectos históricos.
Es nada más que un pequeño, muy pequeño porcentaje de la riqueza del país que los más ricos deberían resignar.
Insisto, no significa nada en la vida real de los ricos: no se enfermarían más ni menos, no tendrán más ni menos casas, yates, departamentos en Londres, todo eso que los hace felices.
Y sin embargo, la sociedad argentina cambiaría muchísimo.
Una propuesta semejante puede parecer una utopía inocente, boba, siempre que no se mire a Bolivia. Porque está sucediendo allí.
El hecho de que el planteo sea una realidad en Bolivia, un país mucho menos rico que el nuestro, que ha logrado materializarla partiendo de mucho más atrás de la situación argentina de hoy, demuestra dos realidades.
Primero, que todo lo que hizo Perón fue nada más que un tibio, tímido reparo. Como si hubiera dicho: “por favor, señores, no se lleven todo. Dejen un paquete de galletitas para los chicos, que tienen hambre“.
Segundo, demuestra la codicia bestial, despiadada, perversa de los ricos, a quienes aplica lo que dijo Lula, “nunca pensé que poner un plato en la mesa de un pobre podía producir tanto odio en una clase acostumbrada a arrojar toneladas de comida a la basura”.
Podemos no aceptarlo.








domingo, 6 de octubre de 2019

Serpientes



Hay un principio de no injerencia en los asuntos internos de otros y hay otro principio de solidaridad, que se materializa en la intervención cuando un fuerte abusa de un débil.
Podrían ser principios contradictorios.
Quizás un Estado deba tomar posiciones conjugando el antagonismo.
El recibimiento en 1980 de Deng Xiapoing al genocida Jorge Rafael Videla, cabeza de serpiente de la dictadura militar establecida en Argentina en 1976, resulta indigerible, por mucho que celebremos el respeto de China por lo que pasa en el interior de los países con los que hace negocios.
Luego, a aquellos chinos que viven en Argentina y se plantan como fascistas, les recordaríamos que Videla, lo mismo que el resto de los golpistas y también de los elegidos en el marco de la ley, que gobernaron para la oligarquía local, son la misma calaña que la Revolución encabezada por Mao le sacó de encima al Pueblo chino.
O sea, que no festejen que en otros países manden los que ellos echaron a patadas por explotadores, abusadores y parásitos violentos.






Estrellas tal vez enamoradas



Observo el cielo de la noche.
Uno mira las estrellas —aunque quizás otro mire el espacio negro entre las estrellas, que es lo que más hay.
Pero yo miro las estrellas.
Los cuerpos que brillan.
Mirar las estrellas produce preguntas y después, pensamientos.
Se me ocurre que cada estrella es una persona que tiene un grado de enamoramiento por quien la está mirando.
Algunas estrellas brillan sostenidamente, están ahí, apenas uno levanta la vista. 
Muchas otras titilan.
Algunas son tan débiles que casi no existen.
Puedo jugar con la idea de que una persona está enamorada de muchas personas, de distinta manera con cada uno, más, menos, una vez cada tanto, durante un tiempo o durante toda la vida, abiertamente o sin saberlo, de modo propiciado o prohibido.
Cada estrella sería una persona que tiene algún grado de enamoramiento por quien mira el cielo de la noche.
Uno podría mirar el firmamento y enterarse de que hay personas cuyos deseos lo iluminan.






martes, 1 de octubre de 2019

Zhuo Shi Li y los 70 años de China


Criado en Argentina, Zhuo Shi Li es hijo de chinos, su papá vive en China y él es uno de los puentes vivos entre los dos países. En ocasión del 70 aniversario escribió este texto ejemplar de la integración: “Por supuesto que sos una amenza. Miráte. Naciste sin privilegios pero tampoco nadie te da lástima. Sobreviviste y terminaste más unido. Te convertiste en lo que éllos jamás podrían ser. Sos el ‘¿Qué no puedo?’ y el que entendió que los derechos se hacen realidad con el cumplimiento de las obligaciones. Sos tus tradiciones y tus progresos. Sos tus fuerzas armadas y tus intelectuales. Sos tus 56 etnias, las mayorías y las minorías. Quién podría soportar que le muestres que lo contrario funciona. Quién podría soportar que los dejaste sin excusas. Mejor. Lo hiciste y lo resaltás en rojo, más de mil millones de veces. Sos mil millones y sos China.”