La grieta existe,
es material.
Nos encanta
pensar en la grieta, celebramos no estar del lado de Astiz, nos tranquiliza
porque es fácil de entender y por tanto facilita la acción.
Pero la simpleza
está en nuestra visión, no en la realidad.
La complicación
básica está dada porque de un lado y de otro de la grieta hay elementos
comunes.
Me niego a
aceptar que el 42% de los votos por Cambiemos en todo el país equivale a que al
42% del electorado le nefrega lo que pasó con Santiago Maldonado, o le da la
razón al Gobierno o no se da cuenta de que el Gobierno se mandó una cagada.
Del mismo modo me
niego a aceptar que quienes vivieron en carne propia la desaparición de
Santiago Maldonado, la confirmación de que está muerto y ahora el pedido de
justicia, son indiferentes al caso de Milagro Sala.
Me niego a
aceptar que la energía que ponemos en llorar a Santiago Maldonado no la pongamos
en evitar que Milagro Sala sea empujada al quebranto o el suicidio.