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miércoles, 23 de junio de 2010

Es la fe







Charla en Facebook en ocasión del gol con que Martín Palermo, en los 48 minutos del partido contra Perú, bajo una lluvia mítica, clasificó a Argentina para el Mundial de Sudáfrica 2010.

Gustavo: Zeus, Hera, Hefesto, Atenea, Apolo, Artemisa, Ares, Afrodita, Hestia, Hermes, Deméter y Poseidón te celebran. Zeus necesitó extralimitarse y te mandó esa lluvia para que los bosteros lloráramos también y termináramos igualados por el agua olímpica corriendo sobre nuestros rostros.

Rosana: en realidad lo escuché más que ver... mientras me dedicaba a diversas tareas por la casa... y me acerqué mas detenidamente a la tele, escuchando las expresiones de Rubén y justo vi el gol de Palermo... no se puede creer!!! Fue como estar leyendo un cuento de Fontanarrosa

Gustavo: Sí, la palermidad supera a la ficción.

Rosana: Pero siempre fue así!! El señor hizo más de 200 goles! es un gran cuento!!!!

Gustavo: Bianchi decía que Palermo es un optimista del gol: en la jugada en que nadie puede creer que se haga un gol, él cree. Sólo así se explican muchos de sus goles, el más elocuente es el gol de cabeza de 35 metros. Cualquier otro jugador hubiera parado la pelota y tratado de sacar ventaja de la situación. Sólo él tuvo fe en que podía meterla desde ahí y de cabeza. Palermo is a believer.

Gabi: He’s a believer. Es algo que otorga ciertas ventajas, no? Estar inmersos en nuevas representaciones que sostienen nuestros actos, nuevos actos. Esos serán los visionarios? Delicado límite entre la creencia y las "visiones"... Podemos continuar con el hilo del delirio febril... Me gusta cuando puedo creer aunque sepa que no es así... Sometimes I'm a believer al mejor estilo Diamond-Shrek.

Gustavo: Al mejor estilo Abraham.

Gabi: No me refería a ese estilo... Sabés cual sería el tono de creencia al que me refiero? El de los cuentos maravillosos...Había una vez, Once upon a time, and all that stuff... Algo que es y no es...

Gustavo: Lo que decide que lo que no es sea, es la fe. A Palermo le viene una pelota a la cabeza, a 35 metros del arco. El ve en esa pelota un milagro, el milagro de hacer un gol de cabeza desde ahí. Si otro viera lo mismo que él, constataría que los milagros con concebibles, pero que no ocurren en la realidad. Él, en cambio, tiene fe y cabecea. Su fe realiza el milagro. Palermo cree y por eso crea. De la misma forma Abraham o Ibrahim, crea a Jehova o Alá.

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