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martes, 7 de septiembre de 2010

El ojo mágico



En Brasil se le dice ojo mágico a la mirilla de la puerta; para Hispanoamérica se le puesto ojo mágico a los libros que contienen esas imágenes que, al mirárselas forzando los ojos a una determinada posición inusitada, se descubre otra imagen, en tres dimensiones. Esta imagen está escondida en lo patente y una vez que una la ve, sabe que está ahí, aunque nunca más vuelva a verla. Algo parecido sucede a veces con la locura. Puede pasar absolutamente desapercibida, pero salta a la vista de algunas personas, que la captan en la forma de llevar una casa (el orden iniciado con entusiasmo y luego olvidado, la mugre ignorada, mínimas desubicaciones sin importancia, la irracionalidad de la iluminación), las somatizaciones muy extrañas (colores que adquiere el cuerpo, posturas inexplicables, el pelo demasiado arruinado o demasiado saludable, siempre algo en los dientes y en las uñas) y la mirada. La mirada es lo que casi todos pueden ver. Nada horroriza como encontrar la locura en la mirada del esposo, ese viejo y querido y aborrecido hombre con quien se vivió toda la vida y sin el cual su esposa no sería ella misma.

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¡Y ahora en video!




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