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martes, 5 de octubre de 2010

Reunión de X fiѦdos, por Lin Qi Yu


Calle José Evaristo Uriburu, edificio que corresponde al número 782, cuarto piso. Del departamento D salen sonidos de voces. En el B sólo hay silencio. En su interior está Lin Qi Yu, joven de nacionalidad china, estudiante universitaria de la carrera de Medicina. Su nombre significa Pequeño Pájaro en el Cañaveral, imagen muy adecuada para este momento, porque Lin es una chica tan delicada y bonita como un pájaro y de alguna manera oculta, escucha con un estetoscopio apoyado en la pared la conversación que se desarrolla en el contiguo departamento D.


Alguien está diciendo: Vamos a los lugares que nos pone delante el azar, como te aparecen los bichos en el los videojuegos. Nos falta el momento de pensar si queremos llevar música a tal o cual lugar que aparece. Por ejemplo, ¿estamos todos de acuerdo igual en llevarle música a los presos?
Voz de chica: Cierto, yo me pregunté si quería organizarle un recital a tipos entre los que a lo mejor está uno que me hizo mucho mal en mi vida.

Más tarde:
Voz de muchacho: Con la música nosotros aportamos un granito de arena, nada más, pero ese granito puede significar algo como una semilla, que dentro de diez años, cuando salgan, sean mejores. Yo quiero que mi hija, dentro de 20 años, si se encuentra con uno de esos tipos, que ese tipo sea mejor de lo que sería si no hubiéramos hecho nada.

(…) Murmullos.

Voz de otro muchacho: Sí, aunque con los de Lesa no sé…
Voz de chica: ¿Qué es Lesa?
Voz de otro muchacho: Es el sector de presos condenados por crímenes de lesa humanidad; en Argentina fueron crímenes cometidos durante la dictadura militar.
Varias voces: Claro, ahí no, ahí no. Ahí no nos da el cuero ir.

(…) Murmullos a través de la pared. Murmullos. Murmullos. Suena el portero eléctrico: parece que llegaron las empanadas. Todo el ceremonial de las empanadas, que crece hasta que se escuchan dagas volando porque alguno manotea una empanada y otra le dice que esa es su empanada, que no se atreva a tocarla.
Ruidos de cervezas que se destapan como pochoclos que explotan.

Voz de muchacho: Siento en mí dos mandatos del apostolado católico, o cristiano, o judío —no sé: uno, que quiero hacer algo por alguien que sufre, sin preguntar mucho, más bien nada, sobre quién es y qué hizo, porque todos somos hermanos porque somos hijos de dios. Mi contradicción es que a una bestia que torturó a una embarazada sólo quiero asesinarlo con mis rodillas y mis dientes desnudos.
Voz de otro muchacho: Pero es que no es un asunto personal…
Voz de un tercer muchacho: Es social.
Voz del segundo muchacho: Eso.
Voz del primer muchacho: Cierto. El segundo mandato apostólico que siento es el de la redención. Me entusiasma y me llena de sentido el trabajo por levantar a uno que se cayó.

(…) Murmullos. Murmullos. Voces que casi gritan unas sobre las otras.

Voz de chica: Yo tengo un doble sentimiento. Por un lado quiero que se pudran en la cárcel. Por otro, quiero hacer algo para que esos tipos, que también son víctimas, puedan estar mejor.

(…) Murmullos. Murmullos. Voces que casi gritan unas sobre las otras.

Voz de otra chica: Además hay que ver, ¿es justa la Justicia?
Voz de muchacho: Yo no creo que haya justicia en la sociedad capitalista. Los Jueces capitalistas trabajan para los dueños de la sociedad; a ellos nunca los van a poner presos. Y toda la gente que está en la cárcel es pobre.
Voz de la chica: Por ahí muchos de los que están adentro llegan a los tumbos. De pibes estaban en la calle, en los reformatorios…

(…) Murmullos. Murmullos. Alguien informa descorazonado que no hay más cerveza, otro le contesta que aún queda una en el freezer, un tercero revela que ya no. Aparece un Juancito Caminador a medias, se escucha el ruido que hace una botella vacía cuando es apoyada sobre el mármol de una mesa.

Voz de una chica: Yo lo que quiero saber es: ¿vamos a ir a la Unidad Penal 20 del hospital psiquiátrico Borda o no?
Varios: Bueno… estamos viendo… los criterios…
Voz de la chica que interrumpe: ¡Sí vamos a ir!
Los demás: ¡Eso! ¡Vamos!

(…) Gritos, murmullos. Cuando se van acallando, sonidos de sedas y flores.

Voz de chica: Todo esto surgió porque alguien dijo, cuando llegamos para hacer el recital en el campeonato de fútbol: “no sé si acá nos necesitan”.
Voz de muchacho: Ese es otro criterio más. Vamos porque la gente del lugar se lo merece, o porque le hace bien, o porque lo necesita.
Voz de la chica anterior: ¡Por todo!

(…) Murmullos. Murmullos. Voces que casi gritan unas sobre las otras.

Voz de chico: Vamos para hacer el bien. A uno le sale hacer el bien. ¿Yo quién soy para condenar a un tipo que está en la cárcel? Ya lo condenaron, ya está adentro… No sé si tenemos que entrar en la cosa moral.

Lin Qi Yu, Pequeño Pájaro en el Cañaveral, escucha la gran aprobación de uno de los muchachos y luego oye cómo varios asienten enfáticamente.

Voz de chica: a cualquiera le puede tocar. ¿Vos qué sabés si mañana no te pasa algo y terminás ahí dentro? Los que están en la cárcel son otros yo…

Ahora hay silencio. No hay vociferaciones amontonadas. No hay dagas voladoras, ni cervezas que se destapan, ni siquiera el rasguito de la lapicera de uno de los muchachos haciendo palotes sobre el papel. Apenas, apenas, el crepitar de la seda que quema una brasita bien roja.


ELENCO
Maite
Vero
Liz Taylor
Loreley
DT
Tomate
Juancito
Chino

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