Aquí en esta casa nadie quiere su buena educación
En los días que tenemos comida, comemos comida con la mano.
Y cuando la policía, la enfermedad, la distancia o alguna discusión
Nos separan de un hermano,
Sentimos que nunca acaba de caber más dolor en el corazón.
Pero no lloramos al pedo.
No lloramos al pedo.
Aquí en esta tribu ninguno quiere su catequización.
Hablamos su lengua, pero no entendemos su sermón.
Nos reímos fuerte, chupamos y puteamos.
Pero no sonreímos al pedo.
No sonreímos al pedo.
Vuelva a su casa,
Vuelva para allá.
Aquí en este barco ninguno quiere su orientación.
No tenemos perspectiva pero el viento nos da dirección.
La vida que va a la deriva es nuestra conducción
Pero no seguimos al pedo.
No seguimos al pedo.
Vuelva a su casa,
Vuelva para allá.
Arnaldo Antunes
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