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viernes, 5 de agosto de 2011

En casa

A las horas de estar juntos se sienten en casa.

En una casa donde vivieron toda la vida.

Como parientes. Como si los dos fueran judíos, no judíos como ella, que tiene distancia con ser judía, sino judíos-judíos, ortodoxos, que están a favor de lo que hace el gobierno de Israel; o como si fueran los dos chinos, y no chinos truchos como él, sino chinos del supermercado, de los que no saludan porque no hablan español, los que tienen un chinito que anda metido debajo de la caja registradora.

Es un sentimiento tremendo… tremendo como es todo lo indefectible. Pueden andar con un amante, vivir aventuras, y lo que tienen entre ellos ya no se va a destruir. Esa casa es para el resto de sus vidas. No pueden hacer nada al respecto.


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