Nos asignaron un stand que atendimos Néstor Restivo, Silvana Perl, Camilo Sñanchez (los tres en la foto), Marcela Fernández Vidal, Irina Ng y el Gato Martín Rosetti.
Los porteños concurrieron en masa. El número de visitantes que recibe el barrio cada fin de semana se acerca a 15.000. Van a pasear, a los restaurantes, a comprar chucherías y a comprar comestibles en los supermercados chinos que casi no se consiguen en el resto de la ciudad, desde té ahumado hasta woks, en una lista infinita que incluye pescados y mariscos muy frescos, casi vivos, y verduras chinas desconocidas.
Esto es muy raro: son sólo argentinos los que llevan el dragón. De todos modos, el barrio chino no es donde viven los chinos, sino sólo donde algunos chinos tienen restaurante, supermercado o comercio de baratijas. La comunidad china en Argentina reúne cerca de 200 mil personas -lo que la ubica como la cuarta mayor-, pero la mayoría vive cerca del supermercado que lleva adelante su familia, de modo que hay una gran dispersión.
Profesora de tai chui chuan con su alumno argentino. Mucha gente que concurre al barrio chino va a buscar el paquete chowfan-medicina-fengshui-budismo, inventado en los Estados Unidos en la década del 70. Pronto el paquete dejará lugar a otra relación.
Pareciera ser que la China es una fuente inagotable de misterios y extrañamiento. En esta vidriera se repite una y otra vez la situación originaria de la relación entre chinos y argentinos: a éstos la comida china les parece inconcebible.
Eh, ¿pero qué es la revista dang dai? ¡más precisiones!
ResponderEliminardonde se compra la revista?
ResponderEliminargracias, marisa