Unos días en La Rancherita, Córdoba

Recordando algo que nos contó Nega,
le dimos a esta señora un huevo
de gallina. Eternamente agradecida.

No había mucho que hacer.

Entrevero de polacas y chinos en un paraje cercano a Alta Gracia, Córdoba, provincia en la que siempre es la década del 70. El arroyo estaba seco. En los pocos charcos que quedaban se cocinaban los últimos batracios desesperados, negros como pedacitos de sombra. Gisela, Margarita, Irina y Gustavo: los recibieron la iguana, los gatos, los perros y los caballos, y cada mañana el desayuno de Graciela y Ricardo, y los despidió la lluvia. Fue un tormentón temperamental. Mientras volvíamos en el micro, que se agarraba del asfalto para que el viento no lo volteara, los últimos batracios tuvieron la alegría de sus vidas. Dejaron de agitarse para disfrutar, al fin, del agua fresquita en medio de la noche.

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