Ayer entrevistamos a Qiu Xiaolong en un hotel del
microcentro porteño. Es un tipo vastamente bueno. Parecía encantado de charlar
con nosotros, dispuesto a seguir la entrevista por el resto del día.
Vive en Saint Louis, Missouri, Estados Unidos.
Le preguntamos cómo se sentía en Argentina, contó que le
había sucedido algo muy singular: cuando era chico le gustaba comer una masa
frita. "Las fríen en un mismo aceite, que se recalienta y recalienta. No
es muy sano (en realidad parece bastante tóxico), pero le da a la masa un gusto
muy particular. Ayer en el Café Tortoni me sirvieron un churro, ¡y tenía el
mismo sabor! Luego de tantos años, recuperé aquel sabor de mi infancia china en
Buenos Aires".
Escribe sus novelas en inglés. Nos confesó lo mucho que le
cuesta traducir sus novelas al chino.
Escribió Muerte de una heroína roja, Visado para Shanghai,
Cuando el rojo es negro, El caso de las dos ciudades, Seda roja, El caso Mao y
El crimen del lago.
Dijo que una de sus preocupaciones al escribir en inglés es
todo lo que se pierde del idioma chino.
Sus novelas son policiales que tienen como escenario la
sociedad china. Una de las causas del éxito editorial de Qiu es que devela
detalles del funcionamiento del poder en China, de modo que una de las consecuencias
de sus novelas es que introducen China a los lectores occidentales. Esta
característica afecta el escribir de Qiu, porque debe explicar muchas temas de
China para que se pueda entender la historia, pero debe evitar que las
aclaraciones traben el flujo de la lectura.
Nos contó que a través suyo, se introduce al género policial
un tipo de historias de la tradición literaria china, en el que el protagonista
busca el bien incorruptiblemente, y fruto de sus buenas acciones, siempre tiene
éxito.
Por otro lado, explicó que en sus novelas la resolución de
los crímenes no son la conclusión, porque el verdadero poder que fue causante
del crimen, sigue incólumne. Mi compañero Néstor Restivo, en este punto, le
habló de Rodolfo Walsh.
No está prohibido en China, pero no vive allí. Refirió que
hace algunos años vio que las versiones chinas tenían detalles de censura algo
absurdas, como evitar el nombre de la ciudad de Shanghai, cuando eso no tenía
importancia y además todos los lectores sabían que hablaba de Shanghai. También
dijo que esa situación ha tenido un gran cambio y ahora hay una gran apertura.
Nos contó que ayer le mandaron el guión de la película que
se hará sobre su última novela.El crimen del lago. Será la primera llevada a la
gran pantalla.
Néstor le preguntó si en una próxima novela no haría viajar
a su inspector Chen Cao a la Argentina. "¡Puede ser!", respondió con
su cordialidad modesta y natural. "Puede ser. Y lo haría comer
churros".