Cena con Roby y Juana. Empiezan
a pelearse, como cada vez que los vemos (sospechamos que lo hacen como ante
nosotros, indefinidamente, siempre que están juntos). Un poco harto, les
pregunto:
— Roby, ¿por qué no se separan,
si todo entre ustedes es insoportable?
— Ya nos separamos. Incluso
hicimos una reunión con los amigos en común, una especie de rito. Anunciamos
nuestra separación como una vez habíamos anunciado nuestra alianza.
— Y desde entonces estamos
unidos por nuestra separación —acota Juana.
— Sí, más unidos que antes
—acota Roby.