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domingo, 1 de diciembre de 2013

Malevos



Hay dos tangos, Te llaman malevo y Malevaje. Las letras son de dos de los mejores letristas del género; el primero de Homero Expósito, el segundo de Enrique Santos Discépolo.

Recordemos Te llaman Malevo:

Nació en un barrio con malvón y luna
por donde el hambre suele hacer gambetas
y desde pibe fue poniendo el hombro
y anchó a trabajo su sonrisa buena.
La sal del tiempo le oxidó la cara
cuando una mina lo dejó en chancleta
y entonces solo, para siempre solo,
largó el laburo y se metió en la huella.

Malevo, te olvidaste en los boliches
los anhelos de tu vieja.
Malevo, se agrandaron tus hazañas
con las copas de ginebra.
Por ella, tan sólo por ella,
dejaste una huella de amargo rencor.
Malevo, ¡qué triste!
jugaste y perdiste
tan sólo por ella
que nunca volvió.

Tambor de tacos redoblando calles
para que se entren las muchachas buenas
y allí el silencio que mastica el pucho
dejando siempre la mirada a cuenta.
Dicen que dicen que una noche zurda
con el cuchillo deshojó la espera
y entonces solo, como flor de orilla,
largó el cansancio y se mató por ella.


La mina se piantó y el tipo se volvió maula. Es un bastardeo del mito. El bastardeo consiste en rebajarlo a un término del costumbrismo. Ofrece sólo el placer de la familiaridad, que da siempre lo mismo.
El mito, en cambio, no da siempre lo mismo, sino que siempre da más.
Si se quiere un mito que revele cómo una mina transforma a un guapo, recuérdese Malevaje.

Decí, por Dios, ¿qué me has dao,
que estoy tan cambiao,
no sé más quien soy?
El malevaje extrañao,
me mira sin comprender...
Me ve perdiendo el cartel
de guapo que ayer
brillaba en la acción...
¿No ves que estoy embretao,
vencido y maniao
en tu corazón?

Te vi pasar tangueando altanera
con un compás tan hondo y sensual
que no fue más que verte y perder
la fe, el coraje,
el ansia 'e guapear.
No me has dejao ni el pucho en la oreja
de aquel pasao malevo y feroz...
¡Ya no me falta pa' completar
más que ir a misa e hincarme a rezar!

Ayer, de miedo a matar,
en vez de pelear
me puse a correr...
Me vi a la sombra o finao;
pensé en no verte y temblé...
¡Si yo, -que nunca aflojé-
de noche angustiao
me encierro a yorar!...
Decí, por Dios, ¿qué me has dao,
que estoy tan cambiao,
no sé más quien soy?


Hay que explicar por qué Me llaman malevo dio lugar a una telenovela y (el Malevo era Rodolfo Bebán), mientras Malevaje nunca fue recogida por la televisión ni el cine.





Con admiración, dedico este breve pensamiento a Mariela. Creo que su rescate de Malevaje es meritorio de hacer de ese tango un mito de la altura del de Edipo.

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