Hijo y pareja en la hamaca paraguaya, martes a las 2 de la mañana.
—
Te quiero.
—
Yo también.
—
Yo te quiero más.
—
No, yo te quiero más.
—
Yo más.
—
Bueno, no, mirá, no te quiero.
—
¿¿¿¿Qué????
—
No te quiero.
—
…
—
¿En serio?
—
¿En serio, qué?
—
En serio que no me querés.
—
No me hartés.
—
No lo puedo creer. Hace un minuto decías que me
querías, ¿ahora no me querés más?
—
No.
—
Bueno, entonces yo tampoco te quiero a vos.
—
Yo te quiero menos.
—
Yo menos.
—
Ay, callate, cansás.
—
Chau, me voy.
—
Esperá, no te vayás.
—
¿Qué querés?
—
No quiero que te vayas.
—
¿Por qué?
—
Porque te quiero.
—
Yo ya no te quiero.
—
Bueno, yo tampoco. Me voy.
—
No, no te vayás.
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