Un día tuve la gran satisfacción de tirar a la basura un
paraguas porque se había roto. Ni siquiera me duró mucho, cinco o seis lluvias
quizás, pero en general un paraguas no me dura más de dos, como mucho tres,
lluvias antes de que lo pierda.
Las personas perdedoras de paraguas deberían tener un nombre
especial.
Incluso un día me encontré un paraguas en el colectivo, y
estaba, naturalmente, felicísimo, porque era como una compensación del destino,
pero he aquí que cuando llegué a mi casa me pregunté "¿y el paraguas que
me encontré?"
Lo había dejado ahí nomás, en el mismo colectivo.
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