Hay quien se siente en los últimos minutos.
No volverá al país del que se está yendo, quiere respirarlo
a fondo para llevarse su aire a la Eternidad.
No se detendrá ya ante un cuadro sin sentido, ni se quedará
hasta el final de una obra de teatro viciosa.
No puede perder un minuto con alguien con quien no se
enriquezca, alguien con quien no comparta una pasión.
Ya ha pasado al Cielo muchos anhelos que sabe que no
cumplirá, pero se dispone a jugar el último tiempo, ya sean unos pocos minutos
o 60 años, sin aliento, sin renunciar a nada, dando todo lo que tiene, sin
perder el tiempo, montado en su puro deseo despellejado.
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