Charlando una boludez con Adrianita nos aparece el proyecto
de un libro que es una serie de inventarios: los de cajones de mesitas de luz,
cómodas u otros muebles que encontramos en un tour por la casa de parientes. Ante
cada objeto preguntamos a nuestro pariente: ¿esto qué es? o ¿por qué lo tenés
acá?, ¿quién te lo dio?, ¿por qué no lo tiraste?
Lo mismo me sucedía con Axel cuando jugábamos al fútbol
(aparecían goles), o con Dani cuando empezamos a gritar (aparecen locura y
carcajadas), o con Victoria cuando nos reímos (aparece amor), o con Tomate
cuando nos entusiasmamos (aparecen momentos inolvidables), o con Camilo cuando
comenzamos a entender algo que está más allá (aparece la trascendencia), o con
Pablo y Mariela cuando nos vemos (aparece el cariño continuado por décadas).
Rápidamente nos trepamos a algo. Nada nos puede parar.
Trepamos altísimo, impecablemente, embebidos en el pleno sentido.
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