Uno de los escritores que duerme en el Parador Retiro me
dice "usted tiene que escuchar al Hombre. Yo lo tengo grabado". Le
pregunto si lo grabó de una radio.
"No, está acá".
"Entonces presentámelo".
Es un hombre cualquiera. Me saluda cordialmente. Busco algo
especial en su actitud y en lo que dice, pero no lo encuentro.
"Su amigo está muy interesado en lo que dice".
El hombre sonríe apenas. El escritor, al Hombre:
"Dígale, cuentelé".
Y a mí:
"Ahora está hablando como nosotros, pero usted no sabe
las cosas que dice".
Al Hombre, nuevamente:
"Cuentelé de La Bestia", y el Hombre al fin
arranca, como no queriendo, porque no hemos llegado a la charla por donde él
quería, porque tiene que hablar por obligación.
"Se va imponiendo la Bestia. Llegó su tiempo. No
irrumpe triturando todo. Nada más va ganando el mundo. El triple seis. Las tres
doble ve que están en todos lados son el seis-seis-seis".
El escritor lo mira fascinado. El Hombre me mira con fijeza. Le digo que volveremos a charlar.
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