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lunes, 9 de enero de 2017

Carta a la familia Lorenzo por primer aniversario de la muerte de mi mamá


Hoy hace un año que se murió mi mamá, la mamá de Anita, la abuela de todos mis chicos, la tía, la hermana, la compañera, la amiga de ustedes.
A mi hermana y a mí, y a nuestros chicos, y a ustedes, nos ha hecho bien que estuviéramos junto a ella los días que estuvo muriéndose.
También nos hizo bien ser respetuosos y estar en su funeral, y haber guardado luto, sea de la manera en que cada quien lo hizo.
Como hijo, sentí muy fuertemente todo este tiempo el amor que le tuvieron a ella, y también sentí cariño de ustedes por mí.
Tenemos que agradecernos entre nosotros por todo esto.
Dentro nuestro somos buenas y malas personas, como son los humanos, pero con el tema de la muerte de mi mamá hemos puesto en juego las partes buenas.
Mi mamá tenía unos defectos monstruosos, pero también era maravillosa. Tenía sentimientos de amor muy potentes, puros e imparables, y sabía querer. Deseaba el bien de personas que yo arrojaría a la basura. El amor de mi mamá, siento que impulsó y le dió mucha vida a las personas a las que quiso.
Todos los de la familia Lorenzo un poco la adoramos, pero también sucedía lo mismo con sus amistades. Era inflexible y orgullosa, y débil por dentro, y alegre, e impaciente y una de esas amigas que se quedan con vos todo el tiempo que la necesites, y que si te tocan, aunque tengan razón, salta por vos a comerle el hígado a quien te ataque. Era combativa, agresiva y tenía un sentido innato de la justicia   Era muy admirable y era muy fácil adorarla.
No soy muy católico. No me importa la Iglesia y sus reglas y sus bancos y sus cuentos y sus curas. Allá ellos. Pero soy bautizado, y nieto de Luisa Borelli, que nos puso la cruz a todos. Quizás por eso sienta que no se murió toda mi mamá.
Su despojos están en el cementerio, pero no me importan sus despojos. Me importa lo que siento que aún vive de ella, ese entusiasmo y ese amor que puso dentro de nosotros, y que, a unos más, a otros menos, nos formó.
Si fuera de otra religión, menos apegada a la muerte y lo lúgubre, festejaría lo bueno de ella que aún nos hace vivir, en vez de llorar porque se murió.
La muerte era inevitable, pero esta cosa hermosa que es ella y aún queremos, podría no existir, y existe.

Gracias a todos.



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