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jueves, 21 de diciembre de 2017

Las locuras de chico y después, de grande


Yo tuve un primo loco.
No es que “tuve” porque se curó, sino que se murió.
Y estaba loco de verdad. Quiero decir, loco psiquiátrico. Que se murió culpa de su locura.
Nos criamos juntos. Cuando éramos chicos su locura era, por ejemplo, poner agua caliente en las cubeteras para meterlas en el congelador.
Pero cuando fue grande, después de tratar de matar a su madre, de estar internado en el manicomio y de volver a tratar de matar a su madre y al fin vivir solo porque la madre se murió, después de eso su locura era cultivar trigo en la terraza y pertenecer a una iglesia católica judía que estaba en Israel. Quería ayudar a la Humanidad.
Era loco como un mono pero era bueno.





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