El Tano se murió de lo mismo
que lo mataría ahora, si se enterara que su muerte pasó completamente
desapercibida. A nadie se le movió un pelo porque se haya muerto. La vida de
todos los que lo trataban o conocían no se alteró en lo más mínimo por su
muerte. Muy loser, el pobre. Algunos se confunden, ¿murió o no? Al instante se
olvida, porque, ¿qué importancia tiene? Es como si se hubiera muerto igual que un
referí no da los cuatro minutos de alargue que tiene que dar al final del
segundo tiempo porque el resultado del partido ya estaba puesto desde hacía
rato.
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