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viernes, 23 de noviembre de 2018

Marta


Mi amiga Marta tiene 56 años. En una tregua a su soledad, larga soledad, muy contenta con tener un compañero, le dijo una mañana cuando reposaban en la cama, que el sonido que más amaba ahora era el recuerdo de cuando de niña despertaba con el ruido de los cubiertos que su madre revolvía en un cajón de la cocina, preparando el desayuno. “De chica, era el sonido que más odiaba, quería dormir. Ahora quiero que ese sonido algún día me despierte“, dijo.

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