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miércoles, 24 de junio de 2020

La realidad no dulcificada


Un escritor dijo, cuando lo acusaron de tergiversar datos, o lisa y llanamente de mentiroso, o peor, de traidor de la realidad; cuando le hicieron esas acusaciones, fundadas judicialmente, el tipo contestó: “¿usted está conforme con esta realidad que se ha vuelto normal. de millones de humanos asesinados por unos pocos, con una bomba nuclear o por hambre? Y si esta realidad le parece horrible, ¿qué lo escandaliza de que yo la edite?”
Ese escritor no hacía una edición para evadirse, no dulcificaba Caperucita Roja cambiándole el final para que los chicos no sufrieran, sino al contrario, usaba la sombría realidad, la manipulaba, la retorcía, la exageraba, la falseaba, para poner de manifiesto verdades.
En una de sus novelas un mafioso que era dueño de clubes de fútbol, jueces, medios de comunicación y políticos, mandaba matar a su hijo. Cuando se demostró que su hijo se había suicidado, los lectores ya sabían la verdad sobre el mafioso. Era más verdadero que hubiese matado al hijo que la realidad del suicidio.






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