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sábado, 27 de enero de 2024

Elegir a una persona

Hay maneras de pasar por arriba de este horrible momento en que demasiada gente caga arriba de la ética.

Podemos, por ejemplo, imitar a quienes se toman un tiempito para pensar, decidir, planear cómo hacerle bien a alguna persona a quien quieren.

Nada más elegir a una persona a quien queremos.

Luego pensar en su situación, si necesita algo, si está afligida por algo, qué desea.

Comprender o inventar qué le haría bien, y hacerlo.

 



jueves, 25 de enero de 2024

Coyuntura - Conviene tener un sueño

 Este pobre infeliz empleado de Eurnekián y su club de pedófilos, viene a destrozarnos como hicieron los torturadores de la dictadura.

 Al que tenga un sueño, lo correrá para cortarle las manos y así no pueda construirlo.

 Al que no tenga un sueño, lo domesticará y se lo entregará al club de Eurnekián.

 Conviene tener un sueño.

 Si tenemos algo por lo que pelear, pelearemos.

 Si no, dejaremos que nos violen, a nosotros y a nuestros hijos, diciendo: “a mí nadie nunca me regaló nada; yo, trabajo”.





Coyuntura - Democracia

Es vicio profesional de los historiadores observar el presente pensando qué dirán de este momento los historiadores que lo miren desde una perspectiva de 50, 70, 100 años. Los historiadores del 2124, por ejemplo.

¿Qué dirán cuando revisen qué pasó en 2023, que al cumplirse 40 años de la sacralizada Democracia en Argentina, no hubo celebraciones oficiales a la que concurrieran mandatarios extranjeros, representantes de las democracias más reconocidas del mundo, ni se consagró a los grandes héroes supervivientes de 1983 o, en su defecto a sus legatarios; no se recordó con funciones de las mayores orquestas en la avenida 9 de Julio, no se hicieron festejos sincronizados en todas las ciudades de la Patria en la fecha en que se votó en aquel año, torciéndole el brazo a la sangrienta dictadura cívico-militar?

¿Por qué el silencio?

¿El silencio implicó un cuestionamiento a los 40 años de democracia?

¿Un cuestionamiento al concepto de democracia?

Quizás observen que en el año de los 40 años de democracia, el pueblo argentino, siguiendo puntillosamente las reglas de las elecciones democráticas, base del sistema, eligieron a un fantoche que le puso una bomba a la democracia.

Más del 50% de los electores se vieron representados en la certeza del payaso asesino de que la democracia es una mentira, porque el país está gobernado por una “casta” que sólo trabaja en pos de sus intereses y de espaldas a la gente.

Difícilmente no le daríamos la razón.

Realmente el aparato político general, salvo situaciones localizadas en algunas regiones acotadas, no gobernaba en beneficio de todos los argentinos.

Es decir, realmente la democracia no estaba funcionando como estrategia para que el pueblo se gobernara a sí mismo. Sus supuestos representantes institucionales eran funcionales a sí mismos y a los sectores concentrados, y no actuaban como intermediarios del pueblo con el pueblo.

Punto para el payaso.

Pero de mal en peor, el triste payaso psicótico está haciendo trizas la fallida democracia para hacer una “reforma constitucional encubierta”, como dijo Leopoldo Moreau, o un “golpe de Estado al interior del sistema institucional”, como dijo Claudio Lozano, no representando al pueblo, sino exactamente lo contrario, gobernando violentamente en favor de los intereses más concentrados, de afuera y domésticos.

Está creando una colonia dividida en tres para la extracción de petróleo, soja y litio.


No se puede estar en contra de la democracia.

Nos quedó grabado a fuego hace 40 años que decir que la democracia no funciona equivale a estar a favor de los militares asesinos.

A lo sumo, se le puede agregar a la democracia el calificativo “perfectible”.

Habrá que trabajar el calificativo, porque así, no funciona.

Y encima, convocamos a lo más inmundo y sanguinario del poder de Occidente, los neoconservadores norteamericanos, obsesionados con mantener la primacía anglosajona a través de guerras como la de Ucrania y de genocidios como el de Israel.


Hoy hubo una reacción saludable. En las manifestaciones en diferentes ciudades del país, masivas, torturadas por el calor del verano, la gente estaba desesperada por estar allí.

A sólo 40 días del gobierno de los neocon en Argentina.


Tenemos esperanza. 

“Cuando los pueblos agotan su paciencia, hacen tronar el escarmiento”, dijo uno de los que mejor usaba la palabra en este país.

Paciencia con estas sanguijuelas y paciencia con una democracia que hay que cambiar de raíz.




lunes, 22 de enero de 2024

Listas

Me gusta mucho hacer listas.

Una amiga quería hacer una agenda que proponía hacer una lista cada día del año.


Por ejemplo, la agenda indicaba para el jueves 12 de septiembre:

Elegí una persona y hacé una lista con 5 cosas que querés hacer con ella.


Otro ejemplo. 

Dos personas tienen un walkie-talkie cada una y se comunican por muchos canales.

Por uno a la vez, pero más bien por varios a la vez.

Por ejemplo, en el canal 7 pueden conversar sobre una película mientras en el canal 56 se reprochan muchas cosas, en el canal 20 se quieren mucho, en el canal 139 están una al lado de la otra sin hacer nada, porque se ha formado entre ellas la decisión de estar juntas en esta Tierra hasta que se mueran, y en el canal 10 una odia a los amigos de la otra.

Es importante tener en claro cuáles son los canales.

Entonces, el domingo 2 de junio la agenda manda:

Elegí una persona, hacé la lista de los canales en los que se comunican y ponele un nombre a cada canal.


Coyuntura – Quien se atreve

Pienso bastante en qué motivó a muchas personas a votar por Milei, incluso a sostenerlo —o sea, que volverían a votarlo.

Lo primero que se me ocurre son razones negativas, del tipo “porque la foto de Alberto, la del cumpleaños de su novia en la Quinta de Olivos durante la pandemia”, o “la inflación”, o “nos estábamos cagando en la gente”.

Pero pienso que debe haber razones positivas.

Es decir, aprobar a Milei aunque no hubiera habido razones para votar contra Massa.

Eso se me hace un poco más difícil. Sin embargo, creo que será imposible superar a Milei si no se entiende por qué lo votó más de la mitad de la sociedad.

No entender por qué lo votaron positivamente es seguir dándole la espalda a la gente.

No entender qué quiere la gente está en la misma frecuencia de creer que son todos tarados.

Es decir: el Pueblo es tarado.

Así dice siempre la gorilada, desde antes de Sarmiento, que celebraba regar con sangre de indios y criollos la Tierra Argentina, hasta la casta saqueadora de este momento —los fondos buitres norteamericanos, Galperín, Eurnekián, Macri, Rocca.

Es necesario ponerse en el lugar de alguien que se siente representado por Milei.

¿Por qué le gusta Milei?

Por supuesto, hay infinitas razones.

Sin embargo, no todas valen lo mismo.

Quizás una razón de peso es que Milei se atreve.

Pone en juego la disyuntiva 

ATREVERSE A CAMBIAR LAS COSAS 

contra 

NO CAMBIAR NADA, PORQUE SI CAMBIO ALGO, PERDERÉ MIS PRIVILEGIOS

¿Por qué muchas personas querrían cambiar?

Porque las cosas estaban mal y seguirían peor o empeorarían si seguían los que estaban.

Porque no tienen privilegios que defender.

Porque es mejor cambiar que seguir igual, aun sabiendo que el cambio puede ser para peor. Es preferible el riesgo de un incendio que prenda fuego todo a una sequía que no quema, pero seca todo eternamente.

La estupidez no, pero la locura de Milei quizás es vista como parte de una actitud con CORAJE.

Los argentinos prefieren el coraje a la COBARDÍA.

Aún ahora que Milei ganó, que está destrozando todo, a pocas semanas de un colapso económico porque la gente no podrá pagar remedios, alquiler, transporte, comida, COMIDA PARA SUS HIJOS, aún ahora quienes tuvieron poder hasta el 10 de diciembre siguen diciendo que hay que esperar, hay que ver cómo se maniobra con esto.

Siguen haciendo politiquería.

Y aún ahora, siguen diciendo “no se puede”, “no dan los números en diputados”, “si tal gobernador se pelea con Milei, no va a recibir la coparticipación”.

Siguen privilegiando la especulación y la cobardía.

No encuentro tan desatinado que, si una calle me lleva al Joker y puede pasar cualquier cosa, y otra me lleva a la impotencia, la mezquindad y la cobardía eterna, se entre a la del Joker.

Espero que la movilización de pasado mañana borre para siempre este comentario.


martes, 16 de enero de 2024

Coyuntura - Posiciones en pugna

Dice Alejandro

Es indispensable que alguien defienda los subsidios a los poetas, el derecho de autor de los coreógrafos, la legislación para la supervivencia de las lechuzas y demás derechos de los animales y la ampliación de programas tendientes a la libertad de identificación de género, pero fue la defensa de esos asuntos, olvidándose de los “reclamos reales” de la gente, de trabajo, comida, educación, salud y, en fin, un futuro, lo que terminó dándole el triunfo al desopilante payaso que gobierna para que los más ricos saqueen la Argentina.


Dice Alejandra

Es maravilloso que hasta el que tiene el reclamo más marginal, alce su voz.

Prueba que todos podemos luchar por una causa, aunque sea muy puntual y pequeña.

Si hay alguien que se pone al frente de una causa mínima, eso es la promesa de que quienes defiendan causas gigantes arrasarán con este estado de locura cínica.

En una época, cuando todos estaban callados, la protesta social la hicieron los más inesperados, las maestras y los jubilados. Al principio, era casi ridículo que fueran las maestras, encargadas de la disciplina, de que los alumnos permanecieran en silencio y sentados, fueran quienes armaran escándalo por las calles. Y también era casi ridículo que fueran los jubilados, viejos, con poca energía, sin un largo futuro por el que pelear, los que pusieran el pecho ante la policía.

Ahora aparecen, otra vez, dos actores que sorprenden por su absurdo. Por un lado, los gordos de la CGT, a quienes dábamos por enterrados en su grasa y su corrupción, y por otro, la Cultura, que está en el otro extremo del Pan y Trabajo.

Si salen ellos, los menos esperados, entonces saldrán los demás y esos realmente van a rugir.


lunes, 15 de enero de 2024

Intraducible

 La poesía nos recuerda cuántas cosas hay que sólo pueden decirse en un idioma y son intraducibles. La comunicación espiritual entre pueblo y pueblo no se cumple sin individuos que se tomen el trabajo de aprender al menos un idioma aparte del suyo, y que por lo tanto sean capaces, en mayor o menor grado, de sentir en otra lengua. Y, de este modo, la comprensión que tenemos de otro pueblo necesita suplirse con la de los individuos de ese pueblo que se han tomado la molestia de aprender nuestro idioma.

(T.S. Eliot)

sábado, 13 de enero de 2024

Insulto a Borges

Peor insulto para Borges que el chiste de negarle el Nobel hasta su muerte es el de los lectores que lo han leído sin buscar ni abrirse a hacer contacto con lo que escribió y no permitieron que los hiciera vivir. Han pasado por sus libros por snobismo, para hacerse los cultos, por razones externas y han salido de la lectura secos como quien sale seco luego de atravesar un río.


Sole

En mis primeros años en la universidad caí enamorado perdidamente de Sole.

A cualquiera de ustedes que la vea, hombre, mujer, gato, dios, sapo, cualquiera que me escuche, le habría pasado lo mismo, porque Sole tenía una hermosura que causaba una revolución divina en toda la materia del cuerpo, en el soñar, en la percepción de uno mismo y en la noción del tiempo.

Comencé a revolotearle como una polilla del tamaño de un buey y con mi irrevocable condición de iluso, pensé que me daba cabida. 

En una fiesta bailamos, bebimos, fumamos, charlamos y no charlamos. En un momento nos metimos en la habitación de los padres de la que hizo la fiesta y nos tiramos en la cama matrimonial, muy largos, uno al lado del otro. 

Nos dijimos algunas cosas, que recién ahora, medio siglo después, comprendo que eran cosas que se dicen los amigos-puros amigos, que no sienten nada más.

O sea, mi corazón latía como un jaguar encerrado en un container de chapa, y ella me hablaba lo mismo que le hubiera hablado a cualquier amiga o a un primo que estuviera allí en la cama.

Al rato entró Martincho, un amigo de los dos, otro de la barra, y también se tiró en la cama.

Quedamos yo, la divina Sole y Martincho, como tres troncos. Insisto, ella en el medio.

Ya éramos la barra.

El recién llegado Martincho me cortó el mambo y éramos la misma barra que en las clases. Volvíamos a la normalidad —de la que Sole nunca había salido.

La única revolución estaba dentro mío.

Es decir, no.

Disculpen, aclaro. La divina Sole no tenía ninguna revolución, que sí ardía dentro de mí, y así fueron las cosas hasta que llegó Martincho. A los pocos minutos de haber llegado Martincho, se crearon dos revoluciones y una normalidad. La normalidad fue entre Sole y yo; una revolución estaba dentro de mí y la segunda revolución se armó entre Sole y Martincho, porque Sole se dio vuelta hacia Martincho, Martincho hacia Sole y empezaron a besarse.

Empezaron a besarse.

Al lado mío.

Yo: una estatua.

Una estatua de Pompeya.

Mucho más tieso que una estatua, con los ojos muchísimo más grande que los de cualquier estatua, los ojos como de un lémur. 

Me fui y a partir de entonces sólo los saludé de lejos Sólo me juntaba con la barra cuando no estaban, y cuando llegaban, juntos, yo me hacía humo.

Una amiga de la barra me dijo:

— Pobre, Chinín, ¿no te diste cuenta de que ella estaba loca por Martincho? 

Yo me sentí más idiota aún.


Bien. 30 años después me encuentro casualmente con Sole en Buenos Aires. Se había casado con Martincho, se habían ido a vivir a Suecia, se habían hecho ricos, habían tenido hijos hermosos. En un momento Martincho empezó a extrañar Argentina y terminó forzando a toda la familia a volver. Ninguno quería venir, todos estaban muy bien en Suecia. Desde aquel mal comienzo en el regreso las cosas se pusieron cada vez más difíciles, y Martincho y Sole acabaron separándose. Poco después de la separación fue que encontré a Sole

Fuimos a tomar un café.

Supe que seguía enamorado de ella.

Mi buey quizás se había estilizado un poco con los años o vaya a saber por qué otras razones (nunca los hombres vamos a comprender realmente las razones de las mujeres), esta vez ella se dio vuelta para este lado.


Un día Martincho me manda un mensaje de WhatsApp: “Sé que estás con Sole. Podrías haberme dicho algo, no? Nada, un breve estoy con Sole”

Sabía que tenía que contestarle, decirle algo como “ah, perdón no sabía que era tu propiedad, aún divorciados”.

También sabía que no tenía que contestarle, porque sería la vergüenza de hacer una pelea de machos dueños de hembras.

Y sabía que no tenía que contarle a ella.

Aunque bien le habría podido contar, sobre todo en los largos, interminables monólogos que ella tenía sobre Martincho, explicándome lo mala persona que era, que era un perverso, que había hecho demasiadas cosas imperdonables, y así.  

No exagero si digo que no hablaba de otra cosa. 

No hacía otra cosa que odiarlo.

Toda nuestra relación estaba dedicada a su reproche contra Martincho.

Al fin me di cuenta de que Sole no estaba conmigo, sino con Martincho, ahora odiándolo.

Entonces le dije que nuestra aventura se había terminado.



viernes, 12 de enero de 2024

Tres de Borges.

Borges 1. Lo entrevistan a los 84 años, se da cuenta de que repite algo y dice: “creo que esto se lo dije... Uno comete fácilmente un repeticidio a esta edad”.


Borges 2. Ya ciego, charlando con una amiga sobre sus relojes de arena, se lamenta de que nunca vio una clepsidra.


Borges 3. Alguien le comenta:

— Usted dijo que quedará en la memoria de los hombres.

El niega:

— No, no puede ser que yo haya dicho eso… no….

— Lo dijo —insiste su interlocutora.

— Bueno, si usted lo dice, lo habré dicho. En todo caso habrá sido una expresión de pesimismo.







jueves, 11 de enero de 2024

Me convierto en mersa

Me convierto en mersa considerando que nada hay más mersa que el snobismo de personas como Umberto Eco cuando dicen que las redes sociales “les dan espacio a legiones de idiotas”.

Me convierto en mersa cuando pienso que nada hay más mersa que considerarse superior a otro porque el otro es pobre, grasa, negro. No disfruta del arte, vive en un lugar horrible, es ignorante, tiene costumbres que revelan su vulgaridad, no tiene gustos refinados, no ha viajado, no usa ropa de marca, no habla idiomas, no es culto.


 


No están en mucha mejor posición que yo aquellos que se acercan a los que creen inferiores bien por caridad —con regalos de reyes magos, con guantes y a los cinco minutos huyen—, bien pretendiendo asimilarse —poniéndose de novio con un operario de una fábrica de zapatillas, posando de telúrico, hablar de repente comiéndose las s. 







martes, 9 de enero de 2024

Cuando despierta

 En El príncipe de las tinieblas aparece Satanás.

Había una orden religiosa, cristiana pero heredera de una secta anterior a Cristo, dedicada a velar hasta que apareciera. Era la Hermandad del Sueño.

La llegada es anticipada por una serie de fenómenos que al principio son sólo extraños —demasiadas moscas reunidas en un lugar, los perros comportándose de modo inusual—, pero luego esto avanza y comienzan a alterarse las leyes de la naturaleza.

Esas transformaciones están presentadas de forma un poco burdas, de la manera espectacular que lo requiere Hollywood.

Un director que no fuera norteamericano (y me parece que lo hubo) hubiera insinuado, en vez de exhibir, las alteraciones. Por ejemplo, el público se hubiera sentido confundido, luego mareado y habría sentido náuseas si lo que sucediera es que la relación entre las cosas se alterara. Si los actos no tuvieran consecuencia, o si la conexión entre causas y efectos fuera insensata.


sábado, 6 de enero de 2024

Alimañas

 



Las alimañas rodean a tu familia en la noche.

El círculo se va cerrando contra tu familia.

Empezás a preguntarte quiénes serán los que agarren palos para defender a la familia, ahuyentar las alimañas y tomar control de la situación.

Pero nadie agarra ningún palo.

Todos esperan que sea otro.

Llegará la hora en que deberás agarrarlo vos.


Un lugar



Ángel, estufas, un espejo.

Lo que sucede cuando se hacen experimentos con el tiempo.

miércoles, 3 de enero de 2024

El interior de un sueño

Por un lado está lo que se sueña. Por otro, el relato del sueño.


El sueño es materia desconocida. No existen nombres para sus sustancias, y entonces le ponemos palabras que son prestadas de la vigilia. 

Es como si en Vietnam tuviéramos en la mano un vegetal desconocido, para el que no tenemos nombre, y entonces para referirlo le imponemos el nombre de un vegetal que se le parece; le decimos, por ejemplo, “tomate vietnamita” —o “un tomate”, para diferenciarlo de “el” tomate, que nombra a todos los tomates conocidos.


En algunos sueños somos fácilmente conscientes de este fenómeno, y al contarlo decimos, por caso, “era alguien que yo nunca había visto, pero yo sabía que era mi hermano”. Es decir, suplantamos algo desconocido por algo conocido. Le proyectamos el nombre, el conocimiento que tenemos en nuestro mundo —el mundo de la vigilia, en este caso— a algo que no es de este mundo, y así reprimimos, cegamos su verdad.


Para relatar el sueño procedemos como hacen los exploradores que tienen la misión de informar sobre mundos hechos de criaturas, hombres, una naturaleza extraña.

Para tornar comprensible un mundo exótico o un sueño, es necesario recurrir a comparaciones, inventar relaciones entre sucesos, personas o cosas, que no existen en el sueño, y darles a los elementos del sueño un sentido que no tienen.


A diferencia de otros mundos exóticos que son indiferentes ante nosotros, el sueño exige ser interpretado. 

Se rebela contra el nombre que le ponemos, trata de sacárselo de encima, intenta que lo veamos tal cual es. 

Se ofrece como un cuadro de vívidas claves y demanda que se lo descifre. Pareciera que los elementos del sueño son extraños para que el soñador descubra cuál es la realidad que encierran. 


Borges mencionaba un evangelio apócrifo que daba pistas para inferir que la vida de Jesús había sido tramada con sueños de miembros de una secta. 

La vida de Jesús persiste como un sueño, demostrando que el tipo de enigma que son los sueños tienen una estructura infinita. Se puede descifrar algo de los sueños, pero nunca todo. 

El sueño persiste en su demanda de ser resuelto, como un pozo que nunca puede llenarse.


La iglesia llama a este hecho “misterio”. Lamentablemente, muchas veces con ello desalienta la indagación, en lugar de invitar a la tarea, interminable y fecunda, de meterse en su interior. 

El interior de un sueño.