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sábado, 20 de abril de 2024

Un plan

Hay cosas que tiene California que la ponen muy al borde Estados Unidos —algunas, del lado de afuera.

Por ejemplo, que su actual gobernador se haya pasado una cantidad interminable de días en China este año. 

O que Terminator haya sido su anterior gobernador.

Vi un brevísimo video (ya todos los videos son brevísimos) de Terminator en su función de exgobernador, muy embebido en la onda espiritual autoayuda de California, o sea, diciendo una sarta de puerilidades. Sin embargo, se le escapó algo que no estuvo mal.

Dijo que 79% de los norteamericanos odia su trabajo.

Remarcó que era un porcentaje exorbitante.

Lo explicó así: “se meten en un trabajo porque no tienen plan”.


Al poeta español Antonio Machado le gustaba justo esa gente. Gente anónima, que trabajan toda la vida sus cuatro palmos de tierra y al morir apenas son recordados un breve tiempo por sus nombres en una lápida perecedera.


La idea de Terminator es bastante individualista, por lo demás. El self-made man lucha por su objetivo, se cae y se vuelve a levantar como un héroe, no se da por vencido y al fin triunfa.


Claro que la mística de tener un sueño y trabajar para construirlo no se reduce al individualismo, ni al voluntarismo, ni al vector moderno del progreso, ni al enamoramiento del superhombre (Terminator, Nietsche), es decir, la noción de que hay hombres inferiores y hombres superiores.

Esa mística está viciada de toda esa basura, pero puede prescindir de ella.


Un pueblo puede tener un sueño y trabajar para construirlo, todos anónimos, trabajando cuatro palmos de tierra y cada uno olvidado apenas ha sido enterrado.

El tema no es el superhombre, sino el sentido que da a la vida tener un sueño.




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