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sábado, 31 de agosto de 2024

Todo va a estar bien

Alberto se enteró de que habían torturado a su hermano.

Una compañera de trabajo le dijo:

— Tu hermano es fuerte. Quedate tranquilo, se va a poner bien.

Y se fue porque tenía que hacer otra cosa.

Alberto sabía que su hermano no se iba a poner bien. Se iba a poner cada vez peor.

Lo que su compañera podía haber hecho era abrazar a Alberto. 

Tenerlo abrazado fuerte mientras él sentía un dolor como si le hubiesen hecho tragar un litro de ácido. 

Podía haberlo abrazado mientras Alberto se retorcía de angustia.

El dolor, la angustia, no son enfermedades, no son tóxicas. Es lo que una persona necesita sentir para huir de una situación amenazante, y si no puede huir, para soportarla.

Dejar a una persona sola con su angustia tirándole un consuelo para sacarse la incomodidad de encima, no es hacerle un gran favor.


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