Con todo lo que nos critican los que sienten asco por el peronismo, desde los oligarcas y los sirvientes de los oligarcas hasta la izquierda esclarecida que mira a Europa, no hace falta nuestra autocrítica.
Nos piden que hagamos una autocrítica para tratar de rebajarnos, humillarnos, someternos, “civilizarnos”.
Nos piden que hagamos una autocrítica como modo de insultarnos.
Quienes fueron de los primeros en putear contra el gobierno de Alberto y Cristina —en ocasión de lo que sucedió con Vicentín—, recibieron amonestaciones de algunos compañeros.
Sin embargo, hoy sostienen que el gobierno de Alberto y Cristina fue mucho mejor para toda la sociedad, es decir, para la sociedad que incluye a todos los argentinos, que el gobierno de Macri y que este gobierno de Milei.
No confundan que hagamos autocrítica con que digamos lo que la inquisición gorila quiere que digamos.
Que no "confesemos" lo que quieren que digamos y que en este momento estemos completamente desbaratados no significa que perdamos la lucidez.
Autocrítica, todas las que quieran, pero comernos el asco contra nosotros, nunca.
Y confusión, menos.
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