Acabo de encontrarme con mi amigo del alma, pero amigazo, lo
quiero acá desde el pecho peludo y desnudo, amigo de bestialidades, mi buen
hermano Jorgito Garber. Sigue pareciendo un pibe. Alto, con los rulos rubios y
la nariz; sólo le faltaba la camiseta de Boca para que sea el mismo de veinte
años atrás. Se sigue cagando de risa de todo, y así me dice que está muy feliz
porque su chica está feliz porque está enamorada de él. Sé cuánto es capaz de
hacer que una chica se enamoré de él y cuán feliz será la chica. Qué te parió,
Jorgito, amigo.
Ligeras anotaciones que hace Gustavo Ng de asuntos que piensa o encuentra escritos en libros mientras va en colectivo y luego comenta con tal o cual persona.
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miércoles, 30 de mayo de 2012
lunes, 28 de mayo de 2012
domingo, 27 de mayo de 2012
Horizonte del lenguaje desconocido
En mis primeras clases de
chino estoy obsesionado con los cuatro tonos que tienen las vocales -que son
más de las qué usa el español. Sé que una vez que los haya aprendido me
recordaré cómo un torpe, pero en esta etapa me desespera no poder atrapar la
diferencia. Empiezo a preguntarme qué es un tono, cómo se aplica a una lengua,
cómo usamos los tonos en español, la relación entre tono, entonación, cantito,
acento.
Todas estas especulaciones, no
obstante, no me ayudan mucho a distinguir las diferencias entre los tonos de
las vocales chinas.
Me pregunto qué incidencia
tendrá esto de los tonos, y la riqueza qué comporta, en la mentalidad china, su
pensamiento, cosmovisión, modo de hacer las cosas.
Empiezo a sospechar que los
tonos son tonos musicales, o notas. El idioma chino me resulta tan extraño que
todo me resulta posible en él. Todo es impredecible en su paisaje. Es el campo
dónde puede vivir lo inconcebible.
Entonces podría ser que decir
"'liao" entonando la "a" en sol significa algo muy
diferente a si se la entona en mi.
sábado, 26 de mayo de 2012
Mundo peruano
Encantados con el restaurante Chan Chan, por la atención, la elaboración de los platos, el lugar, el resto de los parroquianos, los precios.
Y por estos nombres de comida del menú:
· Pescado a lo macho
· Leche de tigre grande
Como servicio de mesa nos traen pan, una sala suave, una picante y enormes granos de maíz. Preguntamos qué son; la moza, amable, dice:
· Pochoclo con cuero
sábado, 19 de mayo de 2012
Prueba de chino
Ayer di mi primer examen de idioma chino.
Estudio chino porque estoy haciendo la revista Dang Dai, de
intercambio cultural con China.
Hago la revista porque necesito hacer algo con mi herencia
vacía —mi padre ha puesto una fosa entre la China a la que pertenece y yo.
De modo que estudiar chino tiene una lejana remembranza al
robo del fuego.
El examen no fue difícil, aunque tampoco fácil.
La profesora (china) ayudó; quiere que no nos desalentemos
ante una empresa que todo el tiempo parece desmesurada, quiere que aprendamos
su lengua.
Los compañeros ayudaron. Chicos argentinos, incluso un
chiquito de la generación de mis hijos que también tiene mezcla de chinos con
vascos.
El examen no fue difícil, pero sentí que me desplomaría al
terminar.
Esta mañana tuve que estar en un trabajo que llevaba
concentración, también. Desde la madrugada.
Ahora es sábado a la noche y aún estoy aguantando el momento
que siguió a que entregué las hojas del examen.
Hoy es uno de esos días que estoy solo. En el silencio
empieza a subir como el agua cuando el río crece rápido, un zumbido, tres
zumbidos, un enjambre de zumbidos que me abruma, me ensordece y no me deja
pensar.
Los chicos de La Delio Valdés me invitaron a su show de esta
noche. Me gusta mucho la música que hacen. Pero me parece que no iré. Creo que
me propongo deprimirme.
viernes, 18 de mayo de 2012
La hija
Fue él quien nos hizo
acordar que antes de ser papá hacía el espantoso chiste de que abandonaría a la
nena en un baldío si le salía retrasada. Recordarnos aquello, sin embargo, fue
su única manifestación de amargura porque su vaticinio se cumpliera. Por lo
demás, uno sentía que la quería más que a los otros chicos que vinieron, todos
normales. En ese amor había ciertamente amargura, pero estaba dada vuelta sobre
sí misma, convertida en algo tan profundo y simple como la santidad. Ella le correspondió
siempre, y ese amor la nutrió y la hizo sólida y delicada, y buena persona. No
es que le faltara maldad, pero era decente y tenía un hermoso sentido de la
justicia. A los 23 años se puso de novia con un compañero de escuela.
Calladamente estaba exultante, sonreía con su sonrisa entregada a la dicha, no
se quedaba quieta, se retorcía las manos. Pero pronto el chico, un picaflor, le
dijo que se había enamorado de otra chica. Con su amabilidad y delicadeza
infinita, y su fortaleza, ella le dijo “ahora andate de donde estoy. No soy muy
feliz con vos en este momento”.
Más tarde le contó el
episodio al papá y él la abrazó con toda la extensión de sus brazos, y la
apretó como para tenerla abrazada para siempre. Ella se sacudió de llanto un
poco y luego se quedó allí dentro.
miércoles, 16 de mayo de 2012
Ahí nomás
Intento traducir lo que me dijo hace unos años don Sixto, minero de Potosí.
Se me hace que por ahí no
hace tanta falta mirar fijo hasta quedarse bizco. A lo mejor hay que fijarse
menos, largar la mirada hacia allí, digamos hacia el sur en vez del norte, y a
ver qué pasa. Si hay algo interesante, con el tiempo va a saltar solito y los
ojos lo van a ver.
A los lugares, con ir
alcanza. Andar inventando “actividades”, “rutinas”, es vicio nomás. Hay que
permitirle al lugar que haga lo suyo, y permitirle al cuerpo que se deje
impresionar por el viento, los colores, la fuerza, los olores del lugar.
A veces, cuando uno no
sabe cómo decir, alcanza con abrir la boca. Los pensamientos que ya hemos
tenido nos ponen las palabras.
Con las personas, a lo
mejor no hay más que arrimarse. Así, arrimados, si tiene que armarse algo, se arma.
No es necesario forzar las cosas. Para qué, si se van a dar. Y si no se dan, es
que no están, y entonces empujar es al pedo.
sábado, 12 de mayo de 2012
Patxi
Hace unos días me llamó mi
madre para contarme que había encontrado un viejo amigo mío: Ortiz.
El tipo se presentó como
jardinero en la fábrica de mi tío Juan. Si yo hubiera querido dar con él no sé
adónde habría recurrido.
Y si finalmente hubiera
descubierto esa oficina de Localización de Viejos Amigos Perdidos, preguntaría
por Patxi.
Con Patxi fuimos
compinches a los catorce o quince años. No sé a qué lugar fuimos a parar en una
de esas veces que nos íbamos por ahí. Creo que fue a un rancho en la isla.
Una noche nos quedamos
charlando.
Patxi siempre tenía una
sonrisa en la boca, tensa, como un tajo en la carne, y en un brillo en los ojos
que expresaban fácilmente sus ganas de divertirse. Recuerdo que me elogió el
mate justo en el momento en que yo estaba sorprendido de que estuviera tan
rico, siendo el primer mate que hacía en mi vida. Por ahí nos miramos, no sé,
pero siento hoy como en aquel momento la sensación de empatía que me unió a él.
Mucho más con la larga
charla que tuvimos. Hablamos de lo buena que estaba la flaca Ruibarbo, de
Mouzo, el Chino Benítez y el campeonato mundial que había ganado Boca; de los
militares en el gobierno, de la película Rollerball, que habíamos visto en el
cine Gran Rex, del papá de Saldías, que era comisario y el papá de Ciccone
había dicho que hacía torturar a los presos; de Carlitos Suri, de 5º año, que
era un capo y tocaba la batería, de Guillermo Vilas, de la Loca Guruciaga, que
era la profesora de Geografía, del Tero, que era un maestro viejísimo de la
Sección Electricidad del Taller; de si era más importante decir la verdad que
defender a un amigo, de Lole Reutemann, de la Máquina de Hacer Pájaros, de Deep
Purple, de Pink Floyd; de si creíamos en Dios, si existían los OVNIS, del
comunismo, de lo buena que estaba la flaca Ruibarbo. Y cada tema lo tratábamos
largamente.
—Mirá —dijo en un momento
Patxi, señalando las hendijas de una ventana. —Ya empieza a amanecer. Estuvimos
toda la noche charlando.
Sonreía, como siempre. No
me voy a olvidar de aquella sonrisa. Estaba alegre y orgulloso de que fuésemos
grandes, charlando toda la noche mientras los demás dormían.
— ¿Vamos a pescar? —le
propuse y se entusiasmó. Empezamos a preparar las cañas.
— Mirá estos cómo duermen
—me dijo, cuando ya estábamos preparados.
— Vamos a despertarlos —le
dije.
— ¡Já! Dale.
— Los cago un tiro —dije,
agarré la escopeta y la cargué. Noté que Patxi me miraba, con la sonrisa pero
expectante, con los ojos fijos en mí. Entonces tuvo un arrebato y en un
instante me arrancó el arma de las manos.
— Dame —me dijo y me
ordenó salir.
Fuimos saliendo juntos,
primero yo y él rezagado, y cuando estaba en el umbral, apuntó el caño de la
escopeta al interior del techo y disparó.
La explosión fue tremenda.
Nos hizo huir mucho más rápido de lo que pensábamos que lo haríamos. Corrimos hacia
el río unos cincuenta metros y cuando la risa fue mayor que el susto nos
tiramos al piso y nos revolcamos a las carcajadas.
Con el tiempo no lo vi
más. Una pena, quién sabe en qué andará.
Chaco, 3 de mayo de
2012
jueves, 10 de mayo de 2012
Unas buenas botas
Hija, estoy muy contento con las botas que te compraste.
Porque es la primera vez que te comprás botas sola.
Porque te quedan muy lindas.
Porque son muy lindas.
Porque te quedan cómodas.
Por las hebillas que tienen a los costados.
Porque son negras.
Porque son de cuero.
Porque son calentitas, dijiste.
Porque me las mostraste orgullosa.
Me dan ganas de dibujarlas.
Por la sonrisa que tenías cuando te las mirabas mientras me las mostrabas.
Porque no se te mojaron los pies, hoy que fuiste a la escuela mientras llovía desatadamente.
Buenas botas, hija.
Uno tiene que calzarse una buenas botas en la vida. Ahí es donde empieza la cosa.
Tu padre
martes, 8 de mayo de 2012
Welcoming onself on board
A veces tengo miedo de estar entre los jóvenes porque los
quiero vampirizar sorbiéndoles la sangre de la juventud, y a veces me siento
más joven que muchos jóvenes porque le encuentro sentido a todo y a cada paso
me entusiasmo y tengo ganas de empezar de nuevo a cada rato, y de cada barco
que pasa salto abordo.
domingo, 6 de mayo de 2012
Mínima estrategia
A mis amigos de corazón: todos aquellos que vivimos en una cierta masa de torpeza nos merecemos alguna vez sacar una pata de ahí. Lo mínimo en cualquier estrategia es hacer un plan de salida. Tengamos un plan de salida, por favor.
sábado, 5 de mayo de 2012
El profesional bilingüe, por Laura Santos
Charlamos con Laura Santos, en cuya alma tiene puesta el
alma Dani Jayo, sobre qué efectos causa en el trabajo hablar más de un idioma.
Laura anotó algo de lo que dije en su artículo "El profesional bilingüe: ¿todos podemos aprender una segundalengua?"
Gustavo Ng podría funcionar como una sencilla metáfora de lo
que es la globalización: tiene un apellido impronunciable para los acentos
occidentales, es argentino de padre chino, vivió en Brasil, recorrió
Latinoamérica como corresponsal y ahora dirige, desde Buenos Aires, la revista
de intercambio cultural con China, Dang Dai.
Además de español, habla inglés y portugués con tal fluidez
que no se sabría cuál es su segunda lengua. De niño le contrataron una maestra
para que le enseñara inglés, pero dominó el idioma cuando se lo llevaron a
vivir un tiempo a Estados Unidos. El portugués, en cambio, lo aprendió
siguiendo a una ola de rockeros argentinos (como Charly García) cuando
visitaban Brasil.
“Cada lengua me da un mundo distinto, me permite pensar de
una manera totalmente diferente, tengo la posibilidad de ser otra persona,
porque cuando hablás otro idioma, sos otra persona”, revela en entrevista
realizada vía Skype.
La clave para que él haya podido aprender otros idiomas fue
que en su casa escuchaba hablar a su papá en chino y en inglés, por lo que
desde chico aprendió que era posible y fácil hablar otras lenguas. Ahora
intenta darle la misma apertura de pensamiento a sus hijos y ve con agrado cómo
Irina, su hija adolescente, comienza a aprender japonés por el sólo gusto que
le provoca el anime.
Gustavo lamenta que su papá que no le haya enseñado chino.
Mercedes Guhl, tomando como base sus investigaciones como traductora, afirma
que las lenguas generalmente son transmitidas por las madres.
Como parte de las herramientas que necesita para dirigir la
revista, Gustavo se enfrascará en aprender chino. En este sentido, advierte un
fenómeno que se está dando en Buenos Aires: “Hay chicos que están buscando
retomar el chino. Se vinieron a Argentina, lo hablaron de chiquitos y lo
perdieron. Ahora se están recibiendo de abogados, médicos, y se dan cuenta de
que les serviría de mucho hablarlo”.
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viernes, 4 de mayo de 2012
Tres días en el Chaco
Tengo abrojos en los pantalones, tengo chivo en la panza, tengo la cara quemada por el sol en el río. Tengo picaduras de mosquitos grandes como avispas, tengo el olor del dorado en la nariz y huelo a caballo.
A caballo entre los cañizales de la Isla del Cerrito.
Mire a la cámara que lo quieren ver en Buenos Aires.
En busca del dorado que habita la confluencia del Paraná con el Paraguay.
El Parque Nacional Chaco, la selva está repleta de secretos.
Mire a la cámara que lo quieren ver en Buenos Aires.
El Tuto no se da por enterado. Ahí lo vamos a encontrar
cuando volvamos.