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viernes, 20 de julio de 2012

Silvita aburrida



La verdad es que Silvita Kohan nunca estuvo realmente enamorada del Tano. Él sí de ella. Como un loco —como los tanos. Y cuando ella le insinuó que “necesitaba un tiempo”, el Tano se enardeció de furia, estaba como desesperado. No podía resignarse e hizo volver a Silvita, pero ella es de una sola pieza, aburrida pero noble y lo que sentía, lo sentía, sin vuelta atrás. Una y otra vez le dijo al Tano que no estaba segura de lo que sentía por él. El Tano fue aceptando, golpe a golpe, y al fin la dejó ir, como quien resigna un tesoro que le llegó por equivocación, cuando el verdadero dueño lo reclama.
Vi a Silvita los otros días. Era claramente la Silvita sin el Tano. Charlamos un rato. Me dijo: “estoy más tranquila, sí, más estable. Ya no tengo esos incendios del Tano, que prendía fuego la casa… Estoy bien en mi trabajo, los martes salimos con mis amigas, me fui de vacaciones a San Luis… Mi vida se parece más a lo que soy. Y estoy aburrida. Nunca estuve enamorada del Tano, pero me muero de aburrimiento sin él”.

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