La Negra le dice al Negro “vía”.
El Negro empieza a decirle que es una mujer muy jodida. Da
vueltas, hace como que se va, vuelve y repite “mirá que me voy”, y después, “mirá
que me voy a recuperar, ¿eh?”
Por toda razón, la Negra le dice “no tenés un mango, no servís
para nada”.
El Negro sigue, “mirá que me voy”, le grita “¡en serio me
decís!”, se hace el psicólogo reflexivo: “pensé que nos entendíamos mejor”, el ético:
“¿qué me querés hacer?”, el asombrado: “no podés hablar en serio”, el digno: “no
querrás verme llorando” y al final le llora: “¡no es justo!”
Luego, “mirá que me voy”. Y así.