Entre los destinos de un tejido dañado está la regeneración.
Supongamos bestialmente: un bajador mete el dedo en un motor
y el motor le rebana limpiamente la tercera falange. Un grupo de investigadores
le pide probar con lo que queda de su dedo una técnica regenerativa, el hombre
acepta y en no mucho tiempo el tejido se ha recompuesto. Le ha crecido el
pedazo del dedo faltante, uña inclusive. Huella dactilar inclusive.
¿Ciencia ficción? Hace unos años apareció esta historia. El
trabajador era un hombre bastante mayor de Ohio, llamado Lee Spievak. La BBC
reportó el caso y hubo bastante repercusión.
Bien, era de esperar que la historia de Lee Spievak fuera
desmentida por científicos y divulgadores científicos.
Fue otra engañapichanga de la Ciencia.
Muchas de estas mentiras, sin embargo, muestran la dirección
correcta. Con un pedacito de planta se hace otra planta. La mayoría de las
familias de los gusanos pueden regenerar la mitad del cuerpo, si uno se la
corta. Todos los lagartos, iguanas y familia regeneran naturalmente la cola o
una pata. Lo mismo los bebés mamíferos, incluidos los humanos, hasta cierta
edad. Hay equipos de científicos trabajando en muchos laboratorios con la
regeneración. Se está mencionando como clave a la matriz extracelular, que es
la estructura que contiene a las células. La matriz de algunos tejidos tiene
una capacidad regenerativa mayor que otras, y las de algunos animales regeneran
más rápidamente que la de otros. El tejido campeón de la regeneración sería el
de la vejiga del cerdo.
De modo que quizás haya gran festejo pero no tan gran
sorpresa cuando una empresa o una universidad anuncien la regeneración de una
falange.
Debería estar reservada en la matriz extracelular la
información sobre la forma del dedo.
Si es así, también debería estar la información sobre la
forma de la mano. Alguien pierde una mano: con técnica regenerativa se la hace
crecer de nuevo.
Y entonces por qué no al revés, de modo que al cortarse una
mano, se podrían regenerar dos cuerpos, uno desde el corte hasta la punta de
los dedos, y otro desde el corte hasta el resto del cuerpo.
Siguiendo el razonamiento, una sola célula serviría para
regenerar un cuerpo entero.
Esta conclusión es perfectamente lógica pero radicalmente
estúpida, porque es irrealizable.
Sin embargo, no es fácil dejar de pensar en esto.
Allí está Rupert Sheldrake, a quien se ha tratado de
delirante por una teoría que viene a sustentar el tema de la matriz
extracelular como clave de la regeneración.
A grandes rasgos, Sheldrake asegura que existen campos
morfogénicos, que son los que producen que el caballo tenga la forma de caballo
y el dedo, la forma de dedo. Etcétera.
Son campos, no materia. Son campos con memoria histórica. El
ADN informaría cómo se compone la materia, pero no qué forma debe tener. La
forma está dada por los campos.