Páginas

jueves, 22 de noviembre de 2012

Ciego o sordo



Camino a quedarse completamente sordo, Luis Buñuel explicó aquello de que los ciegos mueven a la compasión y en cambio los sordos irritan.

Los ciegos son el pobre cieguito, los sordos son el sordo de mierda.

El ciego mueve a la compasión y provoca la caridad y solidaridad. A un ciego parado en una esquina concurrirá apresuradamente cualquier humano para ofrecerlo a cruzar la calle.
El sordo, en cambio, es sospechado de no escuchar porque no quiere. El dicho no hay peor sordo que el que no quiere oír, no es precisamente a favor del sordo. Implica, en Principio, que hay sordos malos y sordos peores.
Tiene que pasar algo escandaloso para que uno sospeche que el ciego no ve porque no quiere ver.

Es más, no hay medio ciegos. Aunque haya personas que anden con bastones verdes para señalar que son disminuidos visuales, el sentido común dicta que el ciego no ve nada, sólo ve negro.
El sordo, por su parte, tiene que andar siempre nadando en las aguas de la indefinición: nunca sabe si no escucha porque está medio sordo o porque le hablan bajito.

Unos anteojos negros y un bastón avisan a todo el mundo que se está ante un ciego, y por tanto, son despertadores de la conmiseración, la piedad y la buena educación.
En cambio, ¿qué signo convoca el altruismo para tratar con dignidad y consideración a un disminuido auditivo?

Buñuel sonríe por las dudas: han dicho algo pero no distinguió
qué le dijeron.