Charlamos con la psicóloga Anahí Sarmiento sobre el nacimiento, vida y muerte de las edades. Me dice sobre las nuevas generaciones de
mujeres (se refiere a las que se hicieron mujeres desde los 90): "los
varones no pueden hacer nada para gustarles ni para dejar de gustarles, ya sea
que ellas decidan tomarlos o dejarlos".
Los varones son zánganos: no tienen iniciativa, son pasivos,
no saben dónde ponerse. Les gusta estar con otros varones, pero nunca se hacen hombres como los de las generaciones anteriores: no toman decisiones, no rompen. Sin hacerse maricones, se quedan en los ámbitos de las mujeres, usan sus poses y su estética. Las chicas, en cambio, vienen arrolladoras, completas, se ponen la
ropa de trabajo y acometen. Su profesión es el centro de sus vidas, de modo que
lo demás es after hour. De lo demás, primero está la diversión con otras chicas
y recién entonces ocuparse de un varoncito, quien no es de todo un hijo, pero
sí un inútil, sin poder sobre ella. Podrá hacer de todo para seducirla, pero
ella se reirá de eso, porque nada que haga le causará nada. Si ella lo ve
lindo, potro o atractivo por cualquier razón (vaya a saber cuál y por qué),
hará que la seduzca para darse ese gusto, como se toma un helado o se compra una
remera; pero si se cansa de él, él podrá reconstruir las Torres Gemelas, que lo
ignorará tan llanamente como un gato ignora el ruego de los humanos.