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viernes, 8 de agosto de 2014

Charla entre Bioy Casares, Borges y Peyrou hace 53 años


1961. Jueves, 27 de julio. (Borges) Dice que hay personas con los límites mentales próximos.

1961. Sábado, 2 de septiembre. Borges citando a Macedonio Fernández: “Los gauchos son entretenimientos que tienen en las estancias para los caballos”.

1961. Sábado, 2 de septiembre. PEYROU (indicándome dos flores que llevo en el ojal): «¿Y esas flores?». BIOY: «Se las compré a unas chiquitas que estaban en un balcón jugando a que vendían flores». PEUROU: «Qué lindo». BORGES: «Al comprador de esas flores al fin del capítulo lo matan. Por la ley de causalidad estética».

1961. Sábado, 2 de septiembre. PEYROU: «La mujer del monumento a Sáenz Peña de Fioravanti es Estela Cid. Esta muchacha fue una pintora, nacida en San Nicolás; verdaderamente se llamaba Estela Hurtado. Fue amante de Fioravanti, pero lo dejó porque “era tan bruto que no se podía hablar con él”. Después fue amante de Bernárdez. “Conmigo —dijo Bernárdez—, por lo menos podía hablar”. También a él lo dejó, porque era mucho menor que ella y “no quería perjudicarlo”; estaba enamorado y, según dice, sufrió mucho. “Cuando estuve en España, quise ir a Ginebra, a ver su tumba, pero mi mujer se puso a preguntar qué iba a hacer a Ginebra y renuncié al viaje.” Cuando yo era joven, lo admiraba a Bernárdez, porque lo veía con esa mujer lindísima. Los cuadros de Elena me gustaban mucho, no sé si porque ella era tan linda. Bernárdez era muy solitario. Su conducta no es buena pero él es simpático. Su catolicismo, sus rarezas, se explican un poco por la tristeza que tuvo cuando lo dejó Elena Cid».







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