1961. Jueves, 27 de julio. (Borges) Dice que hay personas
con los límites mentales próximos.
1961. Sábado, 2 de septiembre. Borges citando a Macedonio
Fernández: “Los gauchos son entretenimientos que tienen en las estancias para
los caballos”.
1961. Sábado, 2 de septiembre. PEYROU (indicándome dos flores que llevo en el ojal): «¿Y esas flores?».
BIOY: «Se las compré a unas chiquitas que estaban en un balcón jugando a que
vendían flores». PEUROU: «Qué lindo». BORGES: «Al comprador de esas flores al
fin del capítulo lo matan. Por la ley de causalidad estética».
1961. Sábado, 2 de septiembre. PEYROU: «La mujer del
monumento a Sáenz Peña de Fioravanti es Estela Cid. Esta muchacha fue una
pintora, nacida en San Nicolás; verdaderamente se llamaba Estela Hurtado. Fue
amante de Fioravanti, pero lo dejó porque “era tan bruto que no se podía hablar
con él”. Después fue amante de Bernárdez. “Conmigo —dijo Bernárdez—, por lo
menos podía hablar”. También a él lo dejó, porque era mucho menor que ella y
“no quería perjudicarlo”; estaba enamorado y, según dice, sufrió mucho. “Cuando
estuve en España, quise ir a Ginebra, a ver su tumba, pero mi mujer se puso a
preguntar qué iba a hacer a Ginebra y renuncié al viaje.” Cuando yo era joven,
lo admiraba a Bernárdez, porque lo veía con esa mujer lindísima. Los cuadros de
Elena me gustaban mucho, no sé si porque ella era tan linda. Bernárdez era muy
solitario. Su conducta no es buena pero él es simpático. Su catolicismo, sus
rarezas, se explican un poco por la tristeza que tuvo cuando lo dejó Elena
Cid».
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