Fueron muchos años de mi vida, Román. Muchos años en que pude pensar cómo estaba haciendo las cosas viéndote jugar.
Muchos años de la amistad con los muchachos que nos juntamos a ver a Boca.
Tantos años de mirarte y entender hacia dónde hay que ir, cómo es alguien a quien uno aspira a ser. Cómo es alguien a quien uno puede llegar a ser si se supera.
El fútbol argentino y el fútbol mundial se fue haciendo algo ajeno, comandado por fuerzas externas al juego, y entonces vos fuiste uno de los únicos que se plantó y jugó al fútbol, con rapidez tremenda y agitación nula, viendo bien, pensando con inteligencia, adueñándose del tiempo, de la pelota y del escenario para poder desplegar el talento y el gol.
Años de mi vida se van con tu retiro. Me quedo con un agradecimiento enorme.
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