Es común a muchas sociedades la asociación entre el cuerpo y
la belleza.
Hay cuerpos que se consideran bellos, otros no. Unos son
considerados más bellos que otros.
Por supuesto, la concepción de la belleza corporal observa
una variedad tan amplia como lo son todas las variedades culturales. Como si
los humanos se dieran a explorar todas las variedades posibles de lo real. Como
si intentaran experimentar las infinitas variaciones de un patrón, dicho desde
un abordaje estructuralista.
Claro que las diferentes formas sólo son comparables si
descansan sobre una misma base. En este caso, además de la primera constante que
es la asociación entre el cuerpo y la belleza, hay otras que la conforman.
Todas las concepciones de la belleza corporal giran sobre
estos cuatro ejes: tamaño, proporciones, consistencia y otros detalles de la
forma
El tamaño es, claro, lo absoluto. Resultará bello el cuerpo
pequeño o el monumental, el ancho o el fino, etc.
Las proporciones son la relación entre una parte y el todo.
La consistencia se refiere a toda la materia del cuerpo. El
sentido del tacto es el que impera en este criterio.
El vago “otros detalles de la forma” se refiere
a los colores, sonidos, aromas y, por qué no, los sabores de los cuerpos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario