El chanta es un
estafador al que se perdona.
¿Por qué se lo
perdona?
Se perdonó durante
una década al chanta de La Rioja.
¿Por qué es
simpático?
No.
Porque está mal
pero no está mal estafar, robar.
Porque sabemos que
en el fondo vivimos en una economía en estado de robo.
Los bancos roban,
las empresas roban, los políticos roban.
Y roban legalmente.
Instalado el robo
legal, lo que se instaura en el fondo es el robo.
Hay que ser un
fanático, un héroe, un freak para no robar cuando tenés la oportunidad.
La oportunidad de
hacerle un juicio al Estado que sabés que vas a ganar.
La oportunidad de
pasar por el molinete del subte sin pagar.
La oportunidad de
subir un poco más el precio.
La oportunidad de
pagar por los servicios que te hacen ganar una licitación.
Todo eso que llaman
grandes y pequeños actos de corrupción.
No son
excepcionales, son un sistema total, el mecanismo básico de la economía
capitalista.
Insisto, unos robos
son ilegales, otros no.
Sabemos, incluso,
que las mayores transferencias de dinero son legales.
Es el estado
“Cambalache”, ¡dale que va!.
Y entonces cómo
pedirle a alguien que no salte el molinete del subte.
Así las cosas, no
se le retira apoyo a los gobernantes porque roben.
Fulano de tal tiene
millones de dólares en una cuenta offshore, sí, ¿y vos qué harías si tuvieras
millones de dólares? ¿Los dejarías acá para que te los roben los bancos, o el
Gobierno cobrándote impuestos desmedidos?
Entonces las
críticas a las empresas que promovieron la dictadura militar del 76 para enriquecerse
y las críticas al presidente porque tiene dinero en Panamá se desinflan. Sirven para el indignómetro de las viudas del kirchnerismo que eligió abdicar el
poder.
El resto de la
gente va por otro lado.
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