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sábado, 7 de abril de 2018

Sordo y loco



En Valencia conocí a una mujer enferma de cáncer de pulmón que decía “mi cáncer se llama María Jiménez”. María Jiménez era su nuera.
Siempre me asombró que Beethoven fuera sordo y loco.
Sordo y loco.
¿Van juntas esas dos cosas?
A medida que mi sordera crece como una marea, escucho frases en los ruidos. Se me cae un táper y dice “I got it”.
Se enciende la heladera y dice “ya que está parada”.
Se apaga la computadora y exhala un “¿qué hora son?”
En la calle los autos dicen todo tipos de cosas, “¡qué tren!”, “¡decilo vos!”, “¡it’s noon!”
¿Podría ser que el día que deje de escuchar a alguien, esa persona ya empiece a ser otra, hasta que sea completamente otra, hasta que no tenga más relación con ella?
¿Podría ser que el aislamiento que causa la sordera sea real?
Me aterra pensar que ya no está más junto a mí quien habría de estar para siempre.
Mi tía Tita en sus últimos años le decía Irma a mi mamá (Irma había muerto). Todos los que tuvo al lado estaban ya del otro lado.
Quizás desde allá le mandaban mensajes cifrados en los ruidos que hacen las cosas.




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