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martes, 27 de agosto de 2019

Talón de perro


Hola padre. Vine a Edimburgo, Escocia, a pasar unos días con mi hijo Fernando.
Sé que te cuesta que yo hable de él como mi hijo, porque es el hijo de una mujer con quién me casé, pero no fue concebido por mi decisión ni lleva mi sangre.
Le digo mi hijo porque creo que ser padre es más hacer cosas de padre con una persona que el simple hecho de haber arrojado unos espermatozoides.
Cada cosa que hago para criar a Fernando es algo que yo decido.
Es cierto que está el tema biológico, pero uno puede decidir qué importancia debe tener ese tema. 
Y en todo caso, intento ser honesto, y aclarar cada vez que puedo que Fernando tiene más de un padre y que el padre biológico no soy yo. 
Además, prefiero tener el problema que tienen los árabes, que se disputan los hijos, al que tienen aquellos que los abandonan.

Fernando es un hombre muy hábil. Ya tiene 29 años. No ha terminado la escuela secundaria, la educación formal no ha sido su camino. Sin embargo, tiene una habilidad sobrenatural para hacer cualquier otra cosa.
Además, es muy valiente. No hay nada que no se anime a hacer.
Entonces, hace cualquier cosa que le gusta, y eso le sale bien.
Y como es muy fuerte, cuando no le sale bien, se las aguantas.
Una persona así tiene una enorme libertad y una enorme capacidad de vivir.

¿Qué busca en la vida?
Las ambiciones de tu generación, progresar económicamente, salir del riesgo de la miseria, hacer una gran familia, tener prestigio social, recibieron un intento de desmantelamiento por parte de mi generación.
Por lo menos fueron conscientemente desmanteladas por Marina, la mamá de Fernando, y yo.
Aunque, por supuesto, ese tipo de mandatos está clavado muy profundo, y uno saca el árbol, pero quedan raíces.
De modo que Fernando no tiene ninguno de esos objetivos como obligatorio. Ha orientado su vida a vagar por el mundo. Algo parecido a lo que hizo Jack London en su adolescencia y primera juventud. Una especie de marinero de tierra firme.
Esto me preocupó los primeros años porque sentía que Fernando no capitalizaba lo que hacía, que todos los días arrojaba su pasado al tacho de la basura.
Ésa era una raíz que me había quedado. 
Yo estaba en contra de la tiranía del progreso material, pero conservaba la idea del progreso, diciendo que uno tiene la obligación de florecer. Y aún lo pienso así, pero Fernando me está demostrando que hay muchas maneras de florecer. Progresar no es la única.

En el 2012 se fue a Perú. Tenía 22 años. No llevó plata. Se las arregló para trabajar en el hostel donde estaba. Pasó a Ecuador, se hizo amigo de alguien que vendía medias en la calle y se dedicó a eso hasta el 2016, cuando volvió a la Argentina con la idea de quedarse. Retomó trabajos a los que se había dedicado antes, de producción audiovisual, pero el fétido estado que había instalado la oligarquía en Argentina lo eyectó hacia México.
Allí  se acomodó rápidamente en una ciudad balnearia, la más rica, y trabajó en bares. Un día se cansó y con su novia mexicana se pusieron a producir y vender alfajores de maicena. De esto recién me acabo de enterar   Vivieron de esa actividad y ahorraron lo suficiente para venirse a Escocia.
Aquí se compraron una casa rodante y la instalaron en un estacionamiento donde otras personas viven estacionados, aunque algunos se han hecho casas con containers.
Fer y su novia  son los únicos extranjeros.
 Cuando era chiquito, le enseñé a hablar en inglés. Lo habla muy bien. Consiguió trabajo en un pub frente a la playa de Portobello.

Ayer llegué a la estación de tren de Edimburgo y caminé unas dos horas hasta el pub.
Encontré a Fernando de un gran humor, un manejo magistral del lugar, entre otros siete chicos, algunos escoceses, los demás extranjeros. 
Fernando es el más rubio del lugar, el que tiene más aspecto de  nativo, y cuando habla su inglés de Argentina, los clientes creen que les está tomando el pelo. 
Cuando llegué ayer y éel decía “he is my Dad”,  sus compañeros se reían de la misma manera.
Está en una gran forma. A la noche fuimos a su casa rodante. Está muy orgulloso de tener su casa, que en este plan no podía ser sino rodante, y está exultante porque me aloja allí.
Cada detalle de la casa es muy ingenioso, igual que él. Todo requiere mucho trabajo, y a él le encanta hacerlo.
Claro, no es para toda la vida, ni por mucho tiempo. La visa que tiene sólo le permite quedarse aquí hasta diciembre.
¿Y entonces qué hará?
 Hace tiempo lo vi muy cómodo en Ecuador. Le dije que le convenía o bien seguir andando o bien establecerse, que la tibieza no es para él.
También le estaba mostrando que después de cumplir los 50 años me fui a China y estoy haciendo los viajes más extremos que hice en mi vida. 
Unos meses después me dijo que estaba pensando en irse a Estados Unidos.
Y un día me mandó la foto de un pasaje a Escocia.
Me alegró mucho que cruzara el océano.

Ahora tiene ganas de irse a Polonia, Rumania, algún país de Europa oriental. También tiene muchas ganas de irse a los países nórdicos.
Está muy atento a las visas de trabajo que dan nueva Zelanda, Canadá, Y otros países. 
Me dice que los argentinos no tenemos una gran ventaja para esas visas, y que en cambio sí la tienen los italianos. El podría sacar la ciudadanía italiana. Para eso necesita ayuda de su otro papá —vos dirías el verdadero—, que es descendiente de italianos.
Yo también soy descendiente de italianos, pero no cuento como papá para estos casos.


Creo que tendría que ir hablar con el otro papá y ofrecerle una ayuda por el tema de la ciudadanía italiana de Fernando.  









martes, 20 de agosto de 2019

Madre e hija



Eran madre e hija, pero eran tan iguales que parecían hermanas. Eran increíblemente iguales. Hermanas mellizas. Salvo que la madre tenía la piel menos tersa y la hija era un poco más vulgar. La madre era fina, con una sofisticación femenina de otra época, reciente, que ya no flota en el aire pero no pasó hace tanto, y la hija tenía la misma altivez vistiendo una argolla en la nariz.

Hablando italiano



No encuentro que se pueda aprender italiano si no es practicarlo hablándolo.
Ahora que todo el mundo conversa por celular con unos auriculares invisibles y parecen locos hablando solos, yo me aprovecho y voy hablando en italiano.
Hace un par de años me hubieran mirado con extrañeza y hasta con susto, pero ahora todos creen que voy hablando por teléfono con alguien. Y en cambio voy diciendo, mientras gesticulo con las manos, quasi lalba e fuori rosa adesso il blu, che silenzio! Un podi sonno unelemosina, ho fatto tutto quello che hai voluto tu, in un grande viaggio indietro, un incantesimo.




El filósofo

No sé nada de su historia. Desde que paso por la esquina de Callao y Corrientes, hace décadas, está allí lustrando zapatos.
Cada vez que hablé con él esbozó un pensamiento.
No es que piense cosas originales, ni profundas.
Dice, por ejemplo: “La gente, cómo sale aunque haga frío”.
O dice: “Es muy difícil ganar la quiniela”.
O: “En el pasaje de abajo del Obelisco, lustra zapatos un enano. No hay problemas con que sea enano”.
Pienso que es un filósofo.
Un filósofo horrible, porque dice cosas del sentido común más vulgar.
Un mamarracho de filósofo, pero un filósofo.
Porque, ¿qué hace que una persona sea un filósofo?
¿La calidad, la dimensión de su pensamiento?
No.
¿La trascendencia de los temas que piensa?
Tampoco.
¿Su formación?
Menos.

Lo que convierte a una persona en filósofo es la vocación y la acción de hacerse preguntas sobre el mundo y ensayar pensamientos como respuestas.


Medicina preventiva


La mayor eficacia de la Medicina radica en la prevención.

Antes de que algo te duela. resulta importante que hayas elegido alguien a quien decirle:

"Me duele".

lunes, 12 de agosto de 2019

Denise


A esta altura 
Denise
ya no lo sabrá. 
Nunca más. 
Por toda la eternidad no lo sabrá. 

Pero entonces, con ella, en las montañas, 
hace tanto, en aquellos años
Yo tuve una vida. 

Con vos, Denise
Tuvimos una vida. 

Y aunque desde entonces 
viví mucho
viví tanto,
todo de algún modo ha sido como un sueño.
Lo que uno se pregunta:
“¿qué hay después de la muerte?”

Tuve vida después de aquella vida
con Denise. 
Pero estoy muerto.

sábado, 10 de agosto de 2019

Adolescentes


Músico que va a tocar en un concierto con Charly García: “está bastante conservado”.
- ¿Y qué hablás con él?
- Le indago muchos recuerdos.
Se ha dicho que el rock es el trastorno adolescente de la sociedad occidental.
Hacen giras los Yes, pelados y largos los pelos que les quedan.
Andan los Rolling Stones, asombrando con su adolescencia senil.
Charly el Ídolo podría ser un tanguero, el Maestro Carlos García.
Es penoso verlo decrépito y maltrecho, y es asombroso que el mayor dolor no sea su estado sino la adolescencia hecha añicos.



Xenofobia y progresismo




Esta tapa de Página12 me parece que no puede ser real.
Es de la misma nabidad de "La Cámpola" y de la misma mala leche del proyecto contra el observatorio en Neuquén.

¿Por qué se la sentiría xenofóbica, sí es simpática con los chinos?

Este es uno de los casos en hay una línea muy lábil entre el chiste y la agresión. 
Sí el sujeto reacciona diciendo que está siendo agredido, se le dirá que está muy sensible o paranoico, porque se estaba siendo simpático con él y que era un chiste de amigos. 
Entonces, el que tiene poder es el que hace el chiste o agresión. 
Y entonces, es un chiste, una agresión y un abuso. 
En este caso, lo que está en juego es la implicación chino + otro + mentiroso + todos los atributos negativos que los lectores de Página le atribuyen a Macri. 

No puede ser que ninguno de los editores del grupo que decide una tapa no haya transitado jamás el tema de la xenofobia, y menos que lo hayan hecho y actúen, en conjunto, con cinismo. 

Apareció una nota de un oriental exigiéndole a Página que se disculpe y dos mil se colgaron atrás sacándole partido a esta idiotez. Me parece que no es una cuestión de honorabilidad oriental, pero vendría bárbaro que Página explicara. Si deja las cosas así, sabremos cuál es su posición.

Todos tenemos una dosis de inmundo gorilismo en sangre, pero ponerlo en la página de un diario es lo peor del progresismo. 

Me hace acordar a una amiga que está todo el día manija contra Macri y un día que iba al aeropuerto y se encontró con que cortaron la Ricchieri empezó a despotricar contra la negrada con todo el odio oligarca.




Qué moderno

Hay que modernizar.

Ya pasó de moda! Ahora se dice de otra manera.
Qué moderno!

E muy choto lo moderno.
Cualquier cosa moderna es me resulta muy fea.

Norberto


Se llama Norberto.
No voy a decir cuántos años tiene.
Cuando ve un western quiere ser cowboy.
Cuando va a un recital, quiere ser rockstar.
    Alguien me dijo al oído: "no es un tipo muy sustancial".

Cuando ve un partido de fútbol, quiere jugar al fútbol.
Cuando escucha hablar a un político, quiere hacerse político.
Cuando todos odian a alguien, él termina odiándolo más que los demás.
Cuando lee una novela de amor, se queda enamorado.
Cuando ve un drama lacrimógeno, queda sensibilizado.
Cuando está con otros que están drogados, aunque no consuma se comporta como si estuviera drogado él también.
    Yo no sé si es insustancial o si es que tiene la capacidad de consustanciarse con el ambiente.

domingo, 4 de agosto de 2019

Carta Política del Día - El dinosaurio que no ha desaparecido


Buzzetti está encargado de cierta área de “atención al público”, siendo “el público” gente muy pobre, que duerme en la calle o en edificios tomados o villas miseria.
Gente que Buzzetti odia desde lo más profundo de sus entrañas. Le producen asco y violencia.
Aborrece todo ese conjunto de pobres que identifica como peronistas, “limítrofes” y zurdos.
No soporta a Cristina Fernández de Kirchner. Desde el primer momento no soportó a los Kirchner.
“Estos montoneros”, decía con desprecio. A mí, que soy viejo y sé a qué se refería con “montonero”, me resultaba delirante que usara esa categoría. Era como si insultara a alguien diciéndole “unitario”, “posestructuralista” o “aristotélico”. Pero los más jóvenes, y no tanto, sólo percibían su odio, sin la menor idea de qué significaba aquel mote.

Esto no era obstáculo para que Buzzetti y sus jefes, de un partido político basado en la indiferencia política, se entendieran.
Los jefes no odiaban a Cristina por montonera, porque no sabían qué era “montonera”, pero tenían la misma necesidad de suprimirla que Buzzetti.
Que, por otra parte, era el mismo, muy exactamente el mismo, sentimiento que tenían los militares que instauraron la Dictadura de 1976. Entre los objetivos de esa dictadura estaba el exterminio de los montoneros.
Néstor Kirchner y Cristina sobrevivieron a la matanza diabólica que hicieron los militares, torturando niños y embarazadas, traficando bebés, arrojando a las personas atadas desde los aviones con los que debían defender el país.
Buzzetti amaba a esos militares y ahora no podía digerir que representantes de aquellos que los militares mataron, regresaran y además ganaran el Gobierno.

Sus jóvenes jefes, así como nunca escucharon la palabra “montoneros”, no saben que hubo una dictadura militar.
Se ríen de que Buzzetti se quedó en el pasado y bromean con él diciéndole dinosaurio, pero saben que están del mismo lado. En el Gobierno, son no sólo la continuación ideológica de la Dictadura y sus herederos en el poder, sino una fuerte expresión del triunfo de la Dictadura, porque la han naturalizado hasta no saber que existió.


viernes, 2 de agosto de 2019

Tengan cuidado


En el Martín Fierro apócrifo el Old Man Vizcaha aconseja a las personas nunca comer cuando tengan hambre ni buscar pareja cuando están muy solas.









jueves, 1 de agosto de 2019

Carta Política del Día - Confianza


En una época me gustaba el actor Juan Acosta. Me gustaba cómo actuaba, y que pintara. Ayer lo escuché haciéndose el gracioso en torno a una anécdota insignificante. También lo escuché secretando odio con un histrionismo muy malo, demasiado lejos de lo que supo hacer cuando separaba al personaje de él. No me parece bien que se lo maltrate. Posiblemente no está bien. Cómo Artaud fue suicidado de, por la sociedad, Juan Acosta parece el síntoma crudo de algo que no está bien.
¿Cómo se puede apoyar a la continuación de la Dictadura militar?
¿Es una especie de síndrome de Estocolmo?
¿O es que la mayor parte de la experiencia social de los argentinos nunca cuestionó realmente las bestialidades demoníacas que se hicieron ni las razones por las que se hicieron?
Nunca creo que una persona sea blanca o negra. Creo que tiene una dosis de saber que la Dictadura fue una máquina de asesinatos y torturas al servicio de gente muy poderosa que vive de triturar a todos los demás, y también tiene una dosis de negación y de afirmación del autoritarismo y la violencia.
En nuestros hijos debe haber consciencia de que el tipo de sociedad que intentó instaurar la Dictadura, y que lo está logrando ahora, hará miserable e indigna la vida de casi todos.
Deberíamos confiar en eso, en nuestros hijos y resistir y luchar para que su sentido humanitario, idealista, de justicia y de amor triunfe.
No soy ingenuo, digo que si nos queremos y queremos a nuestros hijos, tenemos por delante la lucha.