Páginas

sábado, 7 de septiembre de 2019

Una ciudad liberada y de fiesta



El ingeniero Aldo Mangiaterra fue, como estudiante universitario, parte de quienes hicieron algo para que ocurriera el Rosariazo en 1969.
Recientemente contó la experiencia y reflexionó sobre la situación actual.
La entrevista está en su blog.
Aldo tiene 81 años y da una lección incontestable. Demuestra que lo que hace falta es entereza y fe en el trabajo con otros.
Para muchos que estamos desorientados y derrotistas, este hombre es una luz.

Cuenta de una manera conmovedoramente vívida el momento de la toma de la ciudad:

…(los que habían usufructuado el gobierno) habían perdido el dominio de la ciudad.
No tengo horarios precisos, eso habrá sido al mediodía, a partir de ahí se produjo una situación en la ciudad, anómala, distinta, particular que yo le llamo “una ciudad liberada”.
Siempre repito eso. Es cierto que en aquel momento no había ciertos componentes de la cuestión delictiva que hoy existen, pero nunca hubo más seguridad en la ciudad de Rosario que cuando la policía estaba fuera del control de la ciudad.
Nunca hubo más seguridad que cuando no había control policial.
Se creó una situación que se extendió a toda la ciudad, donde la mayoría de la población, de un modo u otro, desde ya perdió el miedo, y se transformó un poco en protagonista y se armaron barricadas en todos los barrios.
Barricadas que tenían una significación más política que combativa, porque no eran barricadas para enfrentar, eran barricadas para mostrar que ese barrio tenía su barricada y que el paso de la represión ahí estaba vedado. Había una barra de muchachos que se juntaban en cada esquina y armaban su propia barricada.
Otra imagen que tengo es que se convirtió en una fiesta popular.
En los barrios, a la tarde (recordemos también que era otra época en el sentido de que la vida de barrio era más intensa, más social), las chicas se cambiaban y salían a la puerta a estar en la calle, en el barrio, en esa situación de libertad.
La imagen que a mí me quedó es esa, la de dos días de una ciudad liberada y de fiesta.
Claro, una fiesta que se termina rápido.

Reflexiona:
Esas son experiencias que crean, dan noción de fuerza, de posibilidad, en la memoria de los pueblos, un activo que reaparece.
No es que ahí empezó la historia, no estoy diciendo eso. Fue uno de los casos en los que se produce una cosa de ese tipo.


Hubo una reunión en el Hall de la Facultad de Ingeniería el 18 de diciembre del 2001, en ese momento yo era docente de la Facultad. Era una reunión de docentes y alumnos, y cundía cierto desánimo expresado en la frase “no pasa nada”. Al otro día, 19 de diciembre de 2001, todo estalló.
Lo que esto tiene de común con otras épocas es que se acumula, y en un momento se produce, un salto cualitativo en la lucha, que despliega una fuerza de una significación que se transforma en histórica.

En 1969, no era sólo el movimiento obrero organizado, sino también el movimiento estudiantil organizado.
Entre la CGT de los Argentinos y la Federación Universitaria Argentina había vasos comunicantes permanentes.

En el estallido del Rosariazo estaba la acumulación previa de acuerdos, de organización, de discusión entre el movimiento obrero y el movimiento estudiantil


No sé cómo ni cuándo, pero de lo que estoy seguro, es de la derrota de Macri. O mejor dicho, de lo que Macri representa. No sé ni cómo ni cuándo, no sé cuánto va a costar ni cuánto va a demorar, pero de eso estoy seguro.

Hoy en Argentina y en el mundo no tendría que haber hambre y miseria.
Lo difícil es convencer a aquellos que detentan los beneficios de esta situación, es muy difícil convencerlos.
Creo que hay una sola forma de convencerlos,…………….por la fuerza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario