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domingo, 29 de noviembre de 2020

Vivir para exagerarla

La verdad es que no me importa ir al mar, a la montaña, a París, a esquiar, a un lugar imposible de la China en donde chinos de ojos verdes montan camellos.

No me importan los lugares, lo que me importa son las aventuras en los lugares.

Y tampoco me importan tanto las aventuras: me importa poder contarlas.

Bueno, en plan de ser sincero, tampoco me muero por contarlas, lo que disfruto, es exagerar las aventuras.

Esto me da la ventaja de que un viaje una isla de la Melanesia que tiene cerca unas ruinas submarinas de una civilización desconocida, me dé lo mismo que tomar una cerveza en un bar de dominicanos en el barrio de Constitución, a 30 cuadras de aquí.





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