Puedo decir: “los judíos tienen una bondad celestial”.
Sería tal vez poco exacto.
Puedo decir: “algunos judíos tienen una bondad celestial”.
Menos inexacto.
Puedo decir: “en la idiosincrasia de los judíos hay una
bondad celestial”.
Quizás arrimé.
Pero aún sigo cometiendo el error de la generalización, o
sea cometo esa falacia de: “Daniel Garber tiene una bondad celestial. Daniel
Garber es judío. Por tanto, los judíos tienen una bondad celestial”.
Diré, entonces, sólo: “Daniel Garber tiene una bondad
celestial”.
Pero eso deja afuera mi sensación de que el tipo de bondad
celestial que tiene Daniel Garber es exclusivamente de los judíos.
Y así volví a la generalización.
Entonces puedo inventar la historia de un judío llamado
Jesús, que lo muestra como el epítome de la bondad celestial, y finalmente
estaré rondando una verdad.
Así es como la literatura puede decir la verdad mejor que
las estadísticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario