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martes, 12 de abril de 2022

A los Señores Padres

Algunas personas no perciben a las demás.

A nadie.


La mayoría de las personas no puede ver a todas las demás, pero mira a algunas.

A algunas —a las que quieren, a las que le interesan—, las mira mucho.


Algunas personas miran a las demás, incluso a aquellas que más miran, al tuntún. 

Ven bultos.

Ya saben cómo son. Listo.


Otras personas miran a quienes les interesa y enfocan.


Entre estas, hay algunas especialistas en hacer foco con una nitidez que les permite ver cada mínimo detalle.


La persona mirada siente que quien la mira así, la comprende mejor de lo que se comprende ella misma.




Ahora veamos el caso de los hijos.


Tus hijos se nutren de lo que ven en vos.


Uno de los alimentos básicos de su mente son la madre, el padre que ven en vos, aquello que ven que sos, aquello que ven quién sos.


“Me guardo de que sepa lo angustiado que soy”: una idiotez. Tu hijo no conocerá la causa de tu angustia en los términos en que vos la conocés, pero sabrá lo que te pasa.


“Nunca le hablé mal de su madre”: ¡muy pelotudo! ¿Te creés que tu hija, tu hijo no se da cuenta que pensás que su madre es una persona horrible?


¿Realmente creés que tus hijos son estúpidos?


Ellos ven, sienten, presienten, intuyen, saben más allá de lo que vos les mostrás, les decís, los querés convencer.


¿Y qué idea estás teniendo de tus hijos, si creés que en vez de ver por sí mismos, sólo creen lo que les decís?


¿Por qué creés que tus hijos son personas manipulables?


¿Querés tener hijos que sean vulnerables a la manipulación de otros, que puedan ser engañados como creés que los engañás?


Tus hijos ven en vos otras cosas que lo que querés que vean y otras cosas de las que vos ves en vos. 


Tus hijos pueden ver en vos más claramente de lo que vos mismo ves de vos.


Aprenderías muchísimo si pudieras averiguar cómo te ven tus hijos.


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