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jueves, 12 de mayo de 2022

DISCURSO EN LA PRESENTACION DE "LA INTIMIDAD DE LAS ISLAS" EN SAN NICOLAS

Esto es lo que dije en la presentación del libro “La intimidad de las islas”, en el Patio de las Glisinas de la librería El Buen Libro, en San Nicolás, junto a Javier Tisera, Germán Aranda, Hugo Reina, Juan Aiello y Camilo Sánchez, el 7 de mayo de 2022.


1. Este es un libro coral.

Como cualquier libro, en la tapa tiene el nombre del autor de los textos. Pero el autor también es el autor de los dibujos —que en este caso es Juan Aiello— y el autor del objeto libro, que es el editor —en este caso, Camilo Sánchez.

Entonces, los autores somos los tres.


2. ¿Es un libro nicoleño?

Quizás sí, porque Juan y yo nacimos en San Nicolás.

En mi caso, nací en San Nicolás, pero viví muchos más años en Buenos Aires, Río de Janeiro, Nueva York, La Habana, Lima, Bariloche. ¿Tengo derecho a atribuirme ser nicoleño como alguien que dio toda su vida a San Nicolás?


3. Por cuanto soy nicoleño, me siento un poco de afuera, porque hay un San Nicolás que le pertenece a las familias tradicionales y un San Nicolás de los hijos de los inmigrantes —gallegos, italianos, vascos, chinos, de otros lugares de Argentina— , gente que no termina de ser admitida en ese corazón que está dentro de tres avenidas.


4. Sí es un libro nicoleño porque muchas de sus historias empezaron o sucedieron enteras en San Nicolás.


Entonces conté de qué trata el libro.


Tiene la historia de un tío mío, que quizás tenía problemas mentales, que se fue a vivir solo a una isla de las Lechiguanas, frente a San Nicolás, e iba camino a una soledad infernal si no hubiera sido porque lo encontró un perro y se hicieron amigos.


La historia de una chica de la que me enamoré cuando íbamos a segundo año de la ENET Nº1 y toda la vida estuvimos enamorados como dos planetas que giran uno alrededor del otro sin poder tocarse.


De la vez que yo andaba por un lugar muy remoto del interior de China y en una cena me encontré con lo más íntimo de la Argentina.


De cuando fui a pasar unos días con mi hijo que vive en Edimburgo, y me llevé la sorpresa de que él se había hecho hombre.


De los años que nos hicimos amigos en San Nicolás del cura irlandés Denis Fitzpatrick, en la época de la dictadura militar. De que un Falcon lo atropelló y casi lo mata porque el cura no se callaba nada y hablaba de las atrocidades que estaban haciendo los militares, y hablaba con los demás curas para que denunciaran todos juntos lo que pasaba. En mi relato, el cura me contó lo que estábamos viviendo, mientras los adultos que tenía alrededor hacían silencio.

Le pedí a esos adultos, que se han mantenido en silencio hasta hoy, que nos pidan disculpas por no haber hecho lo que hizo ese cura.


Finalmente, dije que ese cura en Argentina, por ser irlandés y por no ser sumiso, era una isla.

Y que mi hijo, argentino en Escocia, también es una isla.

Y que yo, que no era el hijo del cura, ni soy el padre biológico de mi hijo, también soy una isla.

Que quizás, en alguna instancia, todos estamos separados de los demás.

Quizás en una instancia, todos estamos solos.

Pero que entonces, como islas, nos acercamos a otras islas, y que en ese movimiento, es que quebramos, no la condición de islas, pero sí la soledad.


Y que eso era lo que hicimos presentando el libro en San Nicolás: lo llevamos para entregarlo a nuestros amigos y familiares y nicoleños, para estar juntos.




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