Cuando alguien quiere que vayas a su reunión o fiesta o algo que organice, te lo dice, te pide que vayas, quizás hasta te pide por favor.
Te das cuenta que quiere que vayas.
Y si te invitan con la mano floja, también te das cuenta.
Por ahí te dicen “dale, vení”
O te dicen “vos también vení”.
O “vení, no hay problemas”.
Mensaje a los que tenemos más de 60 años: hay un momento en que tenemos que dejar que siga su camino el barco de la ambición.
No podemos seguir codiciando el dinero, el poder, el amor, cualquier cosa, a cualquier precio, siempre.
Seríamos unos arrastrados.
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