Todas las personas tienen uno o varios foquitos que sólo ellas tienen.
La mayoría de las personas tienen los
foquitos apagados.
A veces, se ve una persona a quien se le
enciende un foquito.
No es tan fácil de descubrirlo, pero
tampoco es tan difícil.
Ese foquito tiene luz propia.
En ese foquito está
la vida de la persona.
Es donde la persona es sólo es ella.
Donde está desnuda.
La energía le llega de otro lugar.
La misma energía le llega a todos, pero
casi ninguno permite que se les enciendan los foquitos.
Suele suceder que, así como a la mayoría
no se le enciende ningún foco, cuando a alguien le sucede, el resto no se da
cuenta.
A las personas que se les enciende la vida
y aquellas que la ven, les conviene juntarse.
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