El caudillo Morales utiliza técnicas del terrorismo de Estado.
Murió Hebe, murieron muchas madres.
El Nunca Más quedó acorralado en un reducto. La mayor
parte de la sociedad lo considera pasado.
“Se hizo lo que se pudo, ya está. Seguir con el tema es obsesión”.
Otra gran parte, las nuevas generaciones, no tiene idea
de que hubo una dictadura.
Entonces, ya está rehabilitado el terrorismo de Estado.
Morales lo usa como campaña política.
Sabe que le da más votos reprimir que respetar los
derechos de las comunidades originarias.
Un grupo de periodistas de Buenos Aires andábamos por
Purmamarca, invitados por una empresa turística. Íbamos en un colectivo por una
calle estrecha. En medio de la calle había un auto parado. El conductor tenía
rasgos andinos. El chofer del micro se asomó y le gritó: “¡Salí, kolla de mierda!”
Sabía que éramos porteños, gente de Palermo; no desconocía el espanto que nos
causaría el insulto. Lo gritó lo mismo, con una violencia tal que nos convenció
de que en pocos minutos bajaría con un palo y empezaría a los palazos con el hombre.
Ese chofer, ¿no está con Morales ahora?
Si Morales lo usa como campaña, el fascismo cuya carta de
triunfo es la abominación de Patricia Bullrich puede utilizarlo como experimento.
Ya no mide cuánta oposición genera la represión, sino cuánto
apoyo.
Hubo aquella ministra de Seguridad académica que
utilizaba los recursos de la antropología para mantener un diálogo con los
mapuches. ¿Recuerdan el nombre? Pasó.
Y ahora el presidente del PJ le pide cuentas a los
peronistas de Jujuy que convalidan al tiranuelo Morales.
Sin embargo, el mismo hombre, en el rol de presidente de
la Nación, no hace nada.
El ministro del Interior recibió a un chico que la
policía jujeña hizo perder un ojo y el ministro de Seguridad mandó la
Gendarmería para desalojar los cortes de las rutas nacionales 9, 34, 52 y 66.
De lo que está haciendo Cristina para detener la
represión en una provincia del país del que es vicepresidenta y la política más
lúcida y poderosa, no sé nada.
Tampoco sé nada qué está haciendo el candidato a
presidente, Sergio Massa. Hay algo de boletas electorales desacopladas o algo
así, tecnicismos del sufragio.
Jujuy también es campaña.
Usado para ganar votos, para medir el apoyo a la
represión o para hacerse el boludo.
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