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viernes, 26 de febrero de 2016

Los Sarnú

Yo era amigo de Carucha Sarnú en la secundaria y muchas veces iba a su casa. Tenía una familia de inspirados, todos hermosos, hombres y mujeres, y niños de una belleza que te encandilaban. Viejos, grandes, chiquitos, muchísimos. Muchísimas criaturas perfectas, con una energía desatada, los cuerpos de atletas naturales, las miradas como un fuego penetrante, inteligentes como animales salvajes. Alegres o enojados, todo el tiempo exagerando, gritándose dentro de la casa como si estuvieran en un campo abierto, devorando incivilizadamente lo que se les antojaba, los niños arañándose y tirándose de los cabellos, y peleando con los perros debajo de la mesa, los hombres y las mujeres bebiendo vino barato encima. Era gente sin ley. Criaban un chancho como a un niño, y se lo comerían cuando creciera. Tenían un mono que habían comprado en un circo, un mono enorme, atado con una cadena de una pata. Vivían sin previsión, las chicas embarazadas a los 14 años, las deudas impagas, los autos chocados, las enfermedades desatendidas. Se dejaban arrastrar por la pasión de amor sin refrenos, y entonces había cornadas y puñaladas, y rencores de toda la vida que jamás se perdonaban. Las ganas de tener un auto, una moto, unos pesos los llevaban a la cárcel, donde seguían a las trompadas. Eran personas a las que no les importaba en absoluto las consecuencias de sus actos, y sin embargo, la familia no se extinguía.




miércoles, 24 de febrero de 2016

Vamos, arriba


 

Hora de empezar el día. 
Put on your red shoes and dance the blues.
(Todavía están calientes. Ya dormiré)



Antes de la partida


En una charla por teléfono:
— ¿Sabés qué sentí? Sentí que te irías de Brasil… ¿Cuándo te vas?
— El jueves.
— Eso. Sentí que te irías de Brasil y hasta entonces ya nunca más levantarías el teléfono para llamarme. Me pareció un poco… irreal, ¿a vos no?
— Sí.
— Porque estamos… estuvimos… tan involucrados, pasamos tanto tiempo juntos, cuidaste a mi hijo... Incluso dentro de mí está intacta la expectativa de que hagamos una pareja, de que seamos nosotros. Y hacés este silencio, como si te escaparas.
— Sí, y a la vez tengo necesidad de estar con vos.
— Lo sé, por eso esto me parece irreal.
— ¿Y qué vamos a hacer?
— No sé, por Dios, no sé.
— ¿No te podrías quedar?
— Ya hablamos tanto de esto, Daniela.
— Sí, lo sé. Pensé que podríamos volver a pensarlo.
— Quizás regrese.
— Seríamos felices.
— Sí. Pero debo irme.
— Te quiero tanto.





domingo, 21 de febrero de 2016

Siempre te reíste


"Nunca dejaste de reír porque ella murió. Ni en el velorio, ni en los días difíciles que siguieron, que fueron los más difíciles. Siempre te reíste, como toda tu vida, porque sos una persona divertida, que festeja la vida y se entrega a la vida luminosa. Nunca dejaste de reírte, pero ya nunca te reíste igual que antes" (Marina).



Otro país más


Hay un país en el que se baila sólo cumbia y sólo se escucha cumbia y hip hop.

En ese país se toma mate con jugo de naranja (hecho con polvo de sobrecito) frío.

En ese país los pibes usan siempre gorra, son inteligentísimos, valoran el trabajo pero saben que trabajando no van a poder conseguir lo que desean (entonces suplen con altas llantas los Audi que ven en la tele).

Los pibes tienen las tablet que les dio el Gobierno y en cada casa entra la guita de varios planes, pero es un país fuera de la Argentina. Las personas no se sienten pegadas al Poder de Argentina. Decían “Kirchner” con una sonrisa, votaron al PRO.



sábado, 20 de febrero de 2016

Derrota Nunca

Camilo me recuerda la respuesta de un viejo orangután cuando le preguntaron si no apoyaba la repatriación de los restos del General Juan Manuel de Rozas: “No, de ningún modo.  Ahora, si me piden que firme por los restos de Perón, firmo en el acto”.
En el momento de esa afirmación Perón estaba vivo.
Una genialidad la del orangután, inimitable.
Quizás él hubiera estado de acuerdo que no es tan fácil ser peronista. Es fácil subirse al camión de peronistas como joven romántico, pero ser forjado por la experiencia peronista es otra cosa.
Muchos son admiradores, fans, seguidores, incluso émulos de los peronistas, pero tener instinto peronista, reaccionar como un peronista, poner el cuerpo por peronista, llorar adentro por Evita, no es tan fácil.
Los peronistas posiblemente sean los que más defectos tengan, pero difícilmente veamos a un peronista glorificando la derrota.
No se regocijará en la derrota, no la buscará, ni siquiera la aceptará.
He escuchado decir que este es uno de los defectos de los peronistas.
Al peronista no le sobra nada. No puede darse el lujo de la derrota. La derrota es la muerte para él, porque él juega todo lo que tiene al triunfo.

¿Cuál será el campo específico para el entusiasmo y la exaltación de la derrota propia? ¿El psicoanálisis? ¿La deportología? ¿La politología? ¿La estética?






viernes, 19 de febrero de 2016

El caso de Johann


Su madre, Frida, no lo quiso. Cuando supo que estaba embarazada trató de abortar. Luego estuvo abortándolo toda su vida. La convenció de tenerlo su marido, hablándole de una muñeca. “Tendrás una muñequita, tuya, sólo tuya, podrás vestirla, caminará, te mirará a los ojos de verdad, estará viva…” Con el tiempo él descargaba su bronca contra Johann. Se sacaba el cinto y le pegaba hasta agotarse, sin abrir la boca, tenso por el odio contra su hijo, que había venido a amargarle la vida a Frida, arruinar la pareja, convertir el hecho milagroso de un niño en algo monstruoso.
Murió Johann padre cuando era un hombre joven. Quedaron solos, el hijo con su madre. Un día el hijo dejó de salir de su dormitorio, hizo cosas que asustaron a Frida, ella pidió ayuda a los vecinos, Johann fue internado en un manicomio.
Frida iba a verlo. Se sentaban uno junto a otro un rato. Luego ella se despedía.
Meses después Johann fue dado de alta, se dirigió a su casa, ahorcó a Frida y volvió a su cuatro.
Sólo le quedaba dejarse deslizar hacia la muerte. Algunos amigos lo visitaban (¿estaba en su cuarto o nuevamente en el manicomio?), nadie lo necesitaba. Uno a uno, lo olvidaron.
Johann vivió hasta los 86 años.





jueves, 18 de febrero de 2016

El tronco


Se está despegado de la necesidad
Se está atado al mundo por la animosa fuerza de gravedad
Se es un tronco que apareció en algún lugar
Vaya a saber por qué
Cómo fue a parar ahí
Quién lo ha traído
Para qué
Hacia dónde lo llevaba
Qué lo decidió a dejarlo

Tronco medio atravesado en el camino.
Nadie pasa
El tronco quedará allí
Aparecerá cuando salga el sol
La lluvia lo unirá a la tierra
Y si  alguien pasa, lo tirará a un costado

No hay malestar
Sólo un tronco




Una puerta a un corazón


Ng Zhenguan es un pibe de Guilin que vive en Argentina, extremadamente carismático y amigazo. Nos hicimos amigos automáticamente, a veces nos vemos, caminamos por ahí, vino el día que mi sobrino se recibió, fuimos juntos a ver una película en la que trabajé, le pidió a sus padres que me alojaran cuando visité su ciudad. Hace un rato yo le estaba diciendo que para un chino, llegar a leer poesía en español es un modo de entrar al corazón del español por otra puerta, por donde no es importante la comunicación práctica del tipo pedir algo en un restaurante, decir cuántos años tiene uno o preguntar la dirección del hotel. Entonces pensamos en encuentros de tres o  cuatro chinos que quieren aprender español y dos o tres argentinos que les leemos un poema cada uno, y se los explicamos con tiempo, palabra por palabra.

Me ha costado demás aprender el idioma chino mandarín para comunicarme — pedir algo en un restaurante… —, pero en cambio apenas capto un sinograma me atrapa. Me fascinan los trazos, el equilibrio entre vacíos que éstos dejan construidos, el diálogo entre la imagen y el sonido, el juego de significados internos, las familias a las que pertenece, y mucho más.
Si me cuelgo con los sinogramas jamás llegaré a pedir un vaso de agua, o a decir que no hay agua caliente en la ducha del hotel, pero no creo que no ingrese al idioma chino, y no sé si no me gusta este ingreso.
Ciertamente, nadie da un curso “Hasta el fondo infinito de los sinogramas”. Una pena.

Intentaremos con los chinos, con poemas de Juan Ramón Jiménez, Juan Gelman, Ivana Romero y Juana Bignozzi. 






Meaning-meaning compounds: chinese symbol for autumn

martes, 16 de febrero de 2016

Regresando a casa en la noche


                       

Fui a cenar a la casa de mi amigo el crítico de teatro. El calor no da tregua este verano. Estábamos los dos por el piso.

Luego me he vuelto en la bicicleta. La bicicleta me da alas en la ciudad, aunque de noche, entre los autos que las personas lanzan por las calles a toda velocidad, siento mucha inquietud.
Intimidado en la oscuridad, entre luces ocasionales, andando repasé lo que hablamos con Camilo. Le conté que desde hace dos o tres días siento que la realidad se me ha vuelto despiadada. Lo expliqué por la reciente muerte de mi mamá. “Era la única persona para quien, en alguna instancia, yo era más importante que ella”.




Luego le dije: “eso se va disolviendo. Se va desintegrando ese amor, sólo va quedando la crudeza, la falta de piedad. Entre yo y el precipicio de la muerte ya no se interpone nada”.

Más tarde pensé que tal vez ese amor se va corrompiendo al mismo tiempo que el cuerpo de mi madre, y recordé la comida del rostro asado, en Bolivia. Se celebra a los ocho días de que es enterrado un familiar; sobre las brasas se coloca una cabeza de vaca o llama y se la deja allí. En algunas horas los ojos estallan, lo que indica que la cabeza ya se puede comer. Quien me contó de esto me explicó el significado del rito: a los ocho días los ojos del muerto estallan dentro de la tierra.
En el camino vi una academia de idioma Esperanto, una ambulancia que esperaba salir a atender alguien enfermo o accidentado, un bar cerrado y unos skaters. 











domingo, 14 de febrero de 2016

Cuando la luz


La vida es cuando la luz toca lo que se revuelve en las tinieblas.





sábado, 13 de febrero de 2016

Bendición de una tarea perpetua


Ifigenia en Aulide ha perdido la memoria, no sabe quién es.

En esa condición es que destaza a los náufragos que le son ofrecidos en holocausto al Dios.

Mete las manos en esa oscuridad, el espanto, la sangre, la crueldad.

Y de allí dentro arranca hacia esta realidad una criatura. Un monstruo. Una maravilla. Un ser nuevo que viene a dar un nuevo sentido a este mundo.

Lo va arrancando sacrificio a sacrificio, cuerpo a cuerpo.

Cada vez va saliendo más nítido. Cada vez sale con mejor forma.

Es una tarea de toda la vida.








A veces de noche

— ¿Te acordás cuando hablábamos por teléfono y no podíamos cortar?
— Y vivíamos a dos cuadras.
— Sí. Eran las tres, las cuatro de la mañana.
— Y aún no podemos. No podemos cortar.
— Es nuestra historia.
— Es un poco triste.
— Sí.
— Un poco triste, y linda.







jueves, 11 de febrero de 2016

Qué sentido tiene estar con una chica


Con las chicas yo montaba el acto del varoncito (seductor, cogedor) para mi mamá.
Eso le daba sentido a estar con las chicas.
Eso, y el juego de liberarme un rato de mi mamá que representaba estar de novio, pero también le daba sentido -llegada la hora- poner una bomba en la aventura para regresar al amor de mi vida. Jugar a ser infiel, pero en el cuadro de toda la vida, no traicionar a mi mamá cambiándola por otra.
También ha tenido sentido el placer, quizás no en una gran medida, y la experiencia de tocar el alma de una mujer. Explorarla, contemplar que es maravillosa, como meterse en una cueva en una isla y encontrarse dentro de una galaxia de todas las piedras mágicas que en toda la superficie del mundo no se conciben.






viernes, 5 de febrero de 2016

Estoy tan cansado


Dios mío, qué cansado estoy. No puedo levantar una pierna. ¿Qué hacés en el piso?, me preguntan y no entienden que cuando estás así de cansado, te derrumbás feliz en el piso como un cadáver, como una bolsa de agua. En todo caso, es mejor estar cansadísimo que estresado.


El dulce amor de Laurie Anderson


Arriba, ya está en el aire.
Buenas Noches Señores y Señoras. Bienvenidos.
La primera pregunta es: ¿Qué es más macho,
piña o cuchillo?
Bien
Veamos. Diría que una piña es más
Macho que un cuchillo
¡Si! ¡Correcto!
La piña es más macho que el cuchillo.
La segunda pregunta: ¿Que es más macho,
bombilla o autobús escolar?
Uh… ¿lámpara?
¡No! Lo siento. Autobús escolar es más macho que lámpara
Gracias. Y estaremos de vuelta en un momento.

Bueno, yo tenía un sueño y en él
Fui a una pequeña ciudad
Y todas las chicas de la ciudad se llamaban
Betty.
Y cantaban
Doo Doo Doo Doo Doo.
Doo Doo Doo Doo Doo.

¡Ah deseo!
Es frío como el hielo
Y luego es caliente como el fuego.
¡Ah deseo!
Primero es de color rojo
Y luego es azul.
Y cada vez que veo un iceberg
Me recuerda a ti.

¿Qué es más macho, iceberg o volcán?
Agarrá la manta de la habitación
Podemos ir a caminar de nuevo.
Allá abajo en el arroyo
Donde nuestro dulce amor comenzó.
Estoy pensando en volver a cuando era una criatura.
Tiempo atrás, cuando era un punto,
Cuando era un embrión
Una pequeña mancha. Sólo o punto.
Cuando era una barra Hershey
En el bolsillo trasero de mi padre.

¡Hey, mira! ¡Ahí! Es Frank Sinatra
Sentado en una silla, haciendo
anillos de humo perfectos
en el aire. Y canta:
El humo hace una escalera para que
Desciendas.
Tan raro.
¡Ah deseo!
¡Ah deseo!
¡Ah deseo!
Tan azaroso, tan raro
Y cada vez que veo esos anillos de humo
Creo que estás ahí.

¿Qué es más macho, escalera o anillos de humo?

Agarrá la manta de la habitación
Podemos ir a caminar de nuevo.
Allá, en los barrios
Donde nuestro dulce amor comenzó.

Te voy a seguir.
En los pantanos y dentro de la ciudad
Bajo el malecón

Te voy a buscar.


miércoles, 3 de febrero de 2016

Charla con Lucía Wang

 

— ¿Por qué nosotros somos tan expresivos y ustedes demuestran tan poco?
— Ustedes tienen 200 años de historia, nosotros tenemos miles. Ustedes son inocentes. Son unos monos. Sólo saben hacer asado, están inventando comidas porque no tienen comida propia.
— Cuando había un niño pequeño en el subte en Guangzhou, Beijing, en cualquier lado, aunque hubiera una multitud de personas, siempre me miraba a mí. Creo que era porque los demás tenían la cara invariable, y en cambio yo hacía muchos gestos.
— Argentina es una fábrica de comida, se puede terminar todo, pero nunca se terminará la comida. Un argentino se sienta al pie de un árbol y espera que caiga una fruta. Tarde o temprano caerá, porque así es este lugar. Nosotros, en cambio, hace 30 años pasábamos hambre. Para Año Nuevo comíamos un huevo. Tuvimos la invasión de los japoneses, que nos destrozaron. Tuvimos hambrunas que mataban millones de personas. Eso nos dejó sin superficialidad. Tenemos que salir adelante. Nuestra historia nos hizo responsables, somos responsables de la vida de nuestros hijos. Somos responsables de nuestro país. No tenemos tiempo para lamentarnos por cualquier cosa, para preocuparnos por estupideces o para protestar por insignificancias. Tenemos que levantarnos de entre los muertos, no andamos emocionándonos rápidamente por cualquier motivo.