Los años que siguieron a la desaparición de la Unión Soviética
fueron durísimos en Cuba, porque dejó de recibir, entre otros bienes que
garantizaban la vida, alimentos. Los cubanos encararon el desastre con
biotecnología y habilitando viejas chacras en desuso. Para trabajar en ellas,
invitaron a militares, militantes de la Juventud Comunista y en tercer lugar
del Partido Comunista, y a quien quisiera, a donar sus vacaciones trabajando en
el campo.
Creo que mucha gente en Argentina estaría muy contenta si
donara parte de su tiempo en chacras que dispusieran el Estado Nacional, las
provincias o los municipios para producir alimentos. O en la construcción de
casas. O en arreglar escuelas. O en acompañar a personas en los hospitales. Los
argentinos somos muy fachos, pero también solidarios.
Pero por algún motivo no existen proyectos así, y parecería
que no pueden existir. Parecería que eso sería en otro país.
Quizás desde el 2002 fuimos perdiendo perspectiva. El Gobierno
actual nos está haciendo el invalorable regalo de devolvérnosla, al dirigirse a
un rumbo que olvidamos por completo. Nos quedamos con ir hacia una sociedad que
rumbeaba hacia el estado de derecho y hacia la justicia social. Más o menos,
pero la proa apuntaba hacia ahí. Y nos quedamos con que el rumbo, por fijado,
estaba fijo.
Nos olvidamos de que a los logros hay que mantenerlos. No
alcanza con haber llegado. Mucho menos cuando los que quieren otra cosa han
estado no sólo vivitos y coleando, sino en control de una parte gigantesca del
poder.
Ahora ganaron el Gobierno y, claro, ponen rumbo en la
dirección contraria.
Y nos agarran en offside. Nos ponemos a chillar,
escandalizados.
Lo que votamos fue una idea de país que está en las antípodas
del rumbo que creímos garantizado.
Ahora vamos hacia una normalidad, un país normal, en el que
todo se paga caro, y el que no tiene, que trabaje, y si no consigue trabajo o
no le alcanza, que aprenda a no ser parásito del resto de los argentinos
durante los gobiernos populistas; y que no moleste a los demás con paros ni
manifestaciones ni desorden, porque las Fuerzas del Orden van a actuar. Este es
un país en el que más claramente que nunca estamos nosotros, y los otros, los
negos, los pobres, los limítrofes.
Tenemos frente a nosotros una idea de país muy clara, tanto
que es una oportunidad inmejorable de sacudirnos la modorra y pensar a fondo
cómo es la sociedad que queremos.